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¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


7 ago 2013

Frontera Brasil-Argentina.


22-05-13. Como el clima no mejoraba decidimos cruzar la frontera y regresar a la patria.

Después de dormir en una estación de servicio, partimos por la mañana. Llegamos al puesto de control brasilero y sólo veíamos carteles para verificar los automóviles, como no teníamos papel alguno de la Master, seguimos adelante.

Comenzamos a recorrer el Puente Tancredo Neves que une ambos países sobre el río Iguazú. 

De pronto, nos dimos cuenta de que la pintura de las barandas del puente cambian de los colores de la bandera brasileña a los colores de la argentina y de pronto nos encontramos haciendo fila para ingresar a la aduana argentina.
¡Nos faltó legalizar la salida de Brasil!



Bajo a hablar con un agente de la AFIP y me llevo el primer impacto del regreso. Su forma de hablar, sus gestos me hacen sentir en familia. Trato de frenar los sentimientos que afloraron en mí para atender a sus explicaciones. Debemos volver a cruzar el puente y detenernos en la Policía Federal Brasilera para realizar el trámite de Emigración. Un tanto aturdida por la emoción inesperada, le explico a Nelson lo que debemos hacer. y deshacemos el recorrido, haciendo lo debido en una ventanilla, en menos de dos minutos.



Deshacemos el recorrido, cruzando otra vez el río, y nos detenemos en el estacionamiento de la aduana brasilera. Los empleados no son muy amables, cosa inesperada para este país. Nos sellan fríamente los pasaportes y ahí sí rumbo a Argentina, otra vez.

Nos despedimos de Brasil sabiendo que es sólo por un tiempo, ya volveremos.



El acceso a Argentina es rápido, hacemos el papeleo y el auto es revisado por personal de la AFIP. Cuando nos pregunta si compramos cosas, respondemos que las de supervivencia, abrimos el portón trasero y aparece la cama a medio hacer y llena de cosas, perchas colgadas con ropa secándose, el espectáculo hace que el empleado desista de seguir mirando.

Hacemos unos pocos kilómetros hasta Puerto Iguazú. De calles anchas, tránsito lento y un rayo de sol que se asoma tímido entre las nubes, este pueblo de frontera nos dio la bienvenida a casa.

Nos detenemos rápidamente en un supermercado y tuvimos el segundo impacto familiar, ese sentimiento de volver a casa, las marcas, los productos conocidos, ¡los precios nos parecen económicos, luego de tener que multiplicar por tres el valor en reales!



Nos dimos algunos gustos, lo primero que pusimos en el chango fueron dos botellas, una de Malbec y otra de Cavernet Sauvignon. ¡Qué barato el excelente vino argentino!

Ya provistos, salimos a recorrer la ciudad.

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