A
diferencia de lo que pensábamos, un importante hotel circundando las termas que
usaba el Inca, en medio de la nada, nos encontramos con el pueblo “Baños del
Inca”, ya unido a la ciudad de Cajamarca.
Donde el Inca se relajaba |
Ingresamos
a las termas, que son municipales, a las 10.00. El vapor emergiendo del agua
con las montañas como fondo crea un ambiente peculiar.
Elegimos
ir a la pileta abierta, muy amplia, y compartimos el turno (que cuesta 3 soles
por persona, dura una hora cuarenta y cinco minutos), con muy poca gente. Luego
nos pudimos duchar cómodamente en cabinas individuales.
Le gente
del pueblo es calma y muy amable, una característica de la gente de la sierra.
Uno de
nosotros aprovecha para ir a la peluquería y obtener su corte peruano por sólo
4 soles. Mientras el otro indaga en métodos de hilado manual con una cholita
que hábilmente retorcía el algodón para formar la hebra mientras caminaba
No hay comentarios:
Publicar un comentario