Bienvenida

¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


31 jul 2012

Un día intenso


18-07-12. Partimos de Cusco después de permanecer diez días, habiendo decidido no visitar un montón de sitios arqueológicos, iglesias, museos.
Por un lado por cuestiones económicas (lo único gratis era sentarse en un banco en la Plaza de Armas), también queríamos despejarnos y tratar de asimilar tanta información recibida, ligada al impacto emocional de lo que implican las ruinas, las historias, las interpretaciones de lo que sucedió. También fue movilizador interactuar con gentes de costumbres distintas, cocina distinta, habla distinta. Finalmente, ya hemos hablado antes de nuestra ansiedad por el camino, y empezábamos a sentir abstinencia de ruta.

Nos dirigimos muy lentamente hacia la costa.

















Dormimos una noche en un pequeño poblado y volvemos a partir. Al inicio se trata de una tranquila pista bordeando un rio pedregoso que se ensanchaba y angostaba sin cambiar lo torrentoso de su caudal. El paisaje, siempre atractivo, con variaciones de la vegetación a medida que pasaban los kilómetros. Nos alejamos del río y comenzó nuevamente el ascenso llegando a los 4.547 msnm, los picos nevados comenzaron a acompañarnos, apareciendo y desapareciendo entre las innumerables curvas del camino. En los llanos, entre las montañas, asoman pueblos. Hay grandes grupos de llamas, vicuñas y guanacos, hermosamente marcados con cintas y lanas de colores en sus orejas.

















De repente, en medio de un paisaje aparentemente desierto aparecen las figuras de tres niños vestidos de colores, bailando al costado, casi sobre la ruta. Parecía la representación de una imagen de una película china que vimos hace tiempo. Ante tal espectáculo paramos casi sin pensar, aunque no había lugar adecuado para estacionar.
Los niños se acercaron corriendo a la ventanilla gritando: “propina, propina”. Les damos y piden más, quieren una moneda para cada uno, como no teníamos, nos piden comida y les damos el paquete de las galletitas que veníamos comiendo.



Jonás (de unos diez años), tocaba una quena mientras Heber ( siete u ocho), y Janet (apenas tendrá unos cuatro) lo acompañaban bailando; luego Jonás empieza con las preguntas: de dónde somos, qué es eso (refiriéndose la mapa rutero), y finalmente que llevábamos en el carro, le contamos que hay una cama, una cocina, una mesita y nos pide de verlas ¡que hermosa su carita cuando entra y ve! Se baja y le dice a Heber que suba para ver, luego le tironea la ropa porque quiere él subir de nuevo. Conversamos sobre las comidas, nos cuentan que comen estofado con carne, lomo, alpaca y charqui. Después de alguna charla más, nos preguntan si vamos a volver…

Se había entablado entre nosotros un vínculo afectivo, en el que las propinas quedaron olvidadas. Nos despedidos tirándonos besos, nos desearon buen viaje y que dios nos bendiga.
Nos encantaría volver a verlos, sus caritas coloradas por el frío y sus ojitos transparentes, brillando de emoción.

En un llano, en medio de la Cordillera de los Andes a 4.490 msnm, Jonás, Heber y Janet nos brindaron un espectáculo de música, danza y afecto, inolvidable.



Seguimos manejando hasta un parador, en medio de la inmensidad. Un suculento almuerzo fue coronado por un “mate de coca” (una gran taza con unas once hojas), luego de la insistencia del joven que nos atendía reiterándonos en que “hace bien para la altura”.
Continuamos dos horas más hasta Lucanas, un pueblito al costado de la ruta, como no hay banquinas donde estacionar nos dirigimos a varios comercios a fin de preguntar dónde podíamos parar; nos sorprende que los comercios están “atendidos” por niños, sus padres no están. Vemos un hombre arriando ganado por el medio de la ruta, le inquirimos y nos contesta que podemos ir a la cancha de fútbol, abrir el portón y pernoctar allí.
Luego pasa a saludarnos y nos invita a ir a su negocio en el, dice, tiene café y queso. Pasamos más tarde y compramos un queso de campo, elaborado por la gente del lugar.


Saqsayhuaman



15-07-12. Sitio arqueológico monumental. Posee muros megalíticos de piedras poligonales, algunas almohadilladas y otras, como la que vimos, hasta con once esquinas.

Se caracteriza por sus construcciones de formas zigzagueantes paralelas.



















































Quinta Lala


En Cusco (o Qosqo) nos hospedamos en el “Camping Quinta Lala”, un bello y tranquilo lugar, con mucho verde, que invita a descansar, al lado de una de las entradas a Sacsayhuaman.

Un pintoresco camino desciende (dos km)  hasta la Plaza de Armas, permitiendo hermosas vistas de la misma, con sus edificaciones coloniales y las montañas que le sirven de marco.

Los lunes, una pastora lleva sus llamas y alpacas a pastar, por lo que es fácil verlas muy de cerca.

















Lo recomendamos, su ubicación es: S 13°30.343’. W 71°59.106’, Altitud 3.591 msnm

Tener cuidado al guiarse por el GPS. Para arribar al camping a nosotros nos llevó por el medio del centro histórico de Cusco y hasta una calle sin salida; la dueña nos comentó que a otros viajeros les pasó lo mismo, por eso mencionamos la entrada a Sacsayhuaman como referencia.



Machu Picchu 3. Sitio arqueológico


No se puede agregar mucho a todo lo que se dice y circula sobre M. Picchu, sencillamente 
diremos que es imponente. Sólo subiremos unas pocas fotos

Subiendo a Machu Picchu antes del amanecer




















Amaneciendo




















Vistas parciales





















Caminando a La Puerta Del Sol




¿Por qué algunos insisten en querer atribuir la construcción de este centro de investigación científica, religioso y militar a seres de otros planetas si, en Europa, sus contemporáneos estaban erigiendo, con otros materiales y técnicas, las grandes catedrales góticas e iglesias renacentistas?

Machu Picchu 2. Nuestra realidad


Para empezar a mostrar las diferencias entre lo que a uno le venden y lo que sucede, diremos que, desde la agencia nos pidieron que, en vez de pasar a buscarnos por nuestro hospedaje, nos llegásemos a su local por nuestros propios medios (estábamos a dos km de la agencia).

Llegamos 20 minutos antes pero la Renault Master que nos llevaría, lo hizo 20 minutos más tarde del horario pactado, con algunos pasajeros a bordo, luego estuvimos varios minutos (unos 120) recorriendo Cusco, buscando a otros pasajeros en sus hoteles.

El viaje se inició tranquilo por rutas asfaltadas, entre los cerros. Paramos a desayunar (no incluido) y tomar fotos. Continuación y, aproximadamente a las 14.30 hs, parada para almorzar (comida incluida, excepto la bebida), ya todos bastante cansados.
Continuación con tramos de tierra alternados con asfalto, los últimos kilómetros (muchos) caminos de cornisa sobre tierra bastante peligrosos.


El Nevado Verónica nos acompañó un trecho




























Arribamos a Hidroeléctrica aproximadamente a las 16,00 hs, nos esperaba Edwin, un joven que nos trataba como si fuésemos soldados: “OK señores, vengan acá”, “OK señores, escuchen”, nos hacía reunir, daba alguna información vaga sobre la continuación de la caminata y luego: “OK señores, rápido, continúen, vamos”
Esto se reiteró varias veces en el recorrido hasta que…lo perdimos de vista.
















Oscureció y cada uno continuó como podía (no nos avisaron de llevar linternas), incluso en algunos tramos había que cruzar por los durmientes de las vías, demasiado separados entre sí, los pequeños ríos caudalosos que atravesaban el sendero.

Foto sacada de dìa de lo que tuvimos que cruzar a oscuras la noche anterior.















Llegamos hasta un punto de encuentro, previo al pueblo, en plena oscuridad, luego de unas tres horas de caminata. Allí nos esperaba nuevamente Edwin donde continuaron repitiéndose las frases que emitían información cada vez más ambigua y contradictoria, por ejemplo hora de encuentro para cenar, momento en que nos encontraríamos con el guía que nos acompañaría a M. Picchu, la invitación a ir a las termas del pueblo antes de la cena lo cual, observábamos, era imposible por los otros horarios que se manejaban.

Llegamos a Aguas Calientes cerca de las 19.15, donde nos tomaron lista parados en la calle frente al restaurant, pidiéndonos nuestros documentos (para sacar la entrada al sitio arqueológico) y, luego, repartiéndonos por los hostales. Este “reparto” se efectuó con el grupo entero siguiendo al guía por las calles del pueblo, donde aquél preguntaba al conserje de cada hostal si había vacante y allí trataba de alojar a todos los que podía, empleando el mecanismo de los casilleros. Por ejemplo si había una habitación para cuatro trataba de alojar a cuatro, no importaban el conocimiento previo, los sexos, afinidades, idiomas.

El cansancio ya no nos dejaba ni protestar, polvorientos, transpirados y agotados  necesitábamos desplomarnos, bañarnos…
En nuestro caso alegó que el hostal que habíamos visto en las fotos de la agencia estaba completo. Como habíamos solicitado cama matrimonial nos paseó por varios hospedajes para finalizar en uno, con camas separadas!!!, que se encontraba a unos treinta metros del punto de partida (caminamos por todo el pueblo por nada).

Nos advirtieron que sólo podíamos pernoctar allí una noche ya que la habitación estaba reservada para el día siguiente. Creció el temor en nosotros relativo a que, al día siguiente tuviésemos que pasar por la misma situación.
La puerta de la habitación daba a la conserjería y a la puerta de entrada del establecimiento que generalmente estaba abierta. Apoyamos los bolsos en el cuarto a las 19.40 hs y a las 20.00 teníamos que estar cenando.
No sólo no quedó tiempo para las termas, sino que uno de nosotros tuvo que esperar después de la cena para bañarse.

Al día siguiente nos despertaron 4.40 (como habíamos pedido) y nos solicitaron la llave de la habitación. Tuvimos que llevar todo el equipaje hasta el restaurant donde desayunamos y dejarlo ahí.
De allí a hacer fila para sacar el ticket del bus que nos llevaría al sitio arqueológico. La consigna era reunirse con el guía a las 6.30 hs en la entrada del mismo. Los que quisieron ir caminando ya habían salido a las 5.00 del pueblo.
Al final del recorrido, nos acercamos al guía y luego a su ayudante para recordarles que debían encontrarnos otro lugar para hospedarnos, y no estábamos dispuestos a repetir la experiencia anterior.

Cuando llegamos a Aguas Calientes nos habían encontrado otro hostal con … también la habitación cerca de la entrada, por lo que estábamos muy atentos (sin desearlo) a los movimientos de todos los pasajeros del lugar. Este hostal, de nombre “John”, tiene la particularidad de que no brinda jabones y cuando los reclamamos respondieron: “no damos, no tenemos”. Tanto en éste como en el de la noche anterior no había placards, ni percheros y ni siquiera una silla para apoyar o colgar las cosas. Al día siguiente nos enteramos que en otro hostal no daban toallas….¡¡¡había que alquilarlas!!!

A las 11,00 hs, emprendimos el regreso. Caminamos por nuestra cuenta hasta Hidroeléctrica y, así, tomar el bus para volver a Cusco. El camino es hermoso, con aves y flora selvática, varios riachos corren desde la montaña al rio Urubamba, rio sagrado para los Incas, se observan las laderas de las montañas con varias paredes que parecen cortadas con regla.

















Pero al llegar querían ubicar primero a los pasajeros que habían visitado el día anterior a M. Piccu, y luego a los que habíamos llegado hacía 48 hs!!! Ante tamaña irracionalidad, nos enojamos y logramos salir en el primer vehículo a Cusco.

Precio que abonamos por el paquete, por persona: u$s 135, aunque otro integrante del tour dijo que pagó u$s 100 (con una noche de hospedaje).

Luego, averiguamos los precios individuales. Estos son:
- Transporte en bus Cusco-Hidroeléctrica-Cusco: 50 soles
- Entrada M. Piccu para extranjeros: 156 soles
- Noche en hostal: 50 soles
- Guiada en M Piccu: 45 soles (grupo de al menos cuatro)

Total: 301 soles ( u$s 115), a lo que hay que sumarles las comidas. Es decir no hay tanta diferencia entre los costos, y, comprando el paquete, uno se ahorra el pensar y ejecutar la logística. Por ejemplo adquirir la entrada para ingresar a las ruinas es todo un trámite. Eso sí, yendo por cuenta propia uno va viendo lo que compra…la otra opción es ir abierto a las sorpresas.

Machu Piccu 1. Lo que uno compra


Entre las varias opciones que las numerosas agencias de viaje ofrecen para llegar al sitio arqueológico, desde Cusco, elegimos la de ir “en carro”.

En ella prometen: a) Bus (van pequeña con pocos pasajeros, desde Cusco hasta la Central Hidroeléctrica. Pasan a recoger al pasajero por su hospedaje. b) Almuerzo (en un restaurant en el camino). c) Guía para la caminata de 9 km (estimada en 2.30 hs) entre la Hidroeléctrica y el Pueblo de Aguas Calientes. d) Hostal (nos mostraron fotos en la agencia). e) Cena y desayuno. f) Entrada a M. Picchu, sitio arqueológico. h) Servicio de guía in situ por dos horas. i) Tren de vuelta desde Aguas Calientes hasta Hidroeléctrica (explicación ambigua). j) Transfer desde Hidroeléctrica hasta el hospedaje en Cusco de cada pasajero.

Como queríamos estar varias horas en el sitio, si no teníamos que bajar a las 11.00 hs para llegar a Hidroeléctrica a tiempo para subir al transfer, nos ofrecieron una noche más de hospedaje por el mismo precio.

La empresa nos pareció más seria que otras que habíamos visto (y que eran más económicas), lo cual sumado a poder estar hasta las 17.00 hs en las ruinas, nos hizo elegirla.

28 jul 2012

Encuentro en Cusco


Una alegría especial nos deparó el encuentro con Vanesa y Amadeo, amigos de la lejana Patagonia, quienes nos apoyaron desde el inicio en esta loca idea del viajar y siguen permanentemente en el blog, colaborando constantemente con nosotros.

Cuando hacen varios meses que se dejó el hogar, y el cruzarse con gente desconocida es la norma, es muy bueno rencontrarse con amigos, volver a compartir una mesa, una charla con códigos comunes.

En las pocas horas que pudimos compartir tratamos de ponernos al día, entre conversaciones de actualidad, relatos de experiencias vividas, datos y consejos de viaje. Momentos muy agradables e intensos.

Brindis con chicha morada