Bienvenida

¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


28 ago 2012

Huaca de La Luna




Complejo sitio arqueológico, de la cultura moche o mochica, construidos con ladrillos de adobe.

Gracias a la costumbre de edificar un templo sobre otro (sin destruir el anterior), se preservaron pinturas murales de exquisita factura que los arqueólogos aún están desenterrando.

Hay que hacer notar la excelencia de la presentación de las piezas en el Museo de Sitio.


















En varias de las huacas se observan los llamados “perros peruanos”, cuyas imágenes se encontraron registrados en las imágenes de la iconografía precolombina. Este perro se caracteriza por carecer de pelo y tener una temperatura corporal constante de 40°, por lo que se considera que tiene propiedades curativas para algunas afecciones (por ejemplo reuma).

Trujillo














El Centro Histórico de Trujillo es muy tranquilo y conserva en muy buen estado edificios de la época colonial.

Ocho días en Huanchaco


10-08-12. Nuestros amigos Dieter & Dagmar, nos habían dado la dirección de un camping en Huanchaco, que se encuentra a unos pocos kilómetros de Trujillo. Consideramos que nos vendrían muy bien unos días de descanso sin tener que pensar siquiera en dónde estacionar. También necesitábamos lavar mucha ropa, cargar algunos aparatos eléctricos y darnos unas duchas “como dios manda”.

Huanchaco está en la costa, es pequeño y tranquilo, con olas que según los entendidos ideales para los que se quieren iniciar en el surf.



Se caracteriza, también, por la presencia de pescadores que siguen utilizando la técnica milenaria de la construcción de los “caballitos de totora” (canoas tejidas por ellos mismos con este material).




Con el transcurrir de los días fuimos probando delicias de la gastronomía local: turrón playero, picarones, mazamorra, ceviche y cangrejo reventado. Pero, como siempre, también frecuentamos el mercado local.


El camping “Huanchaco Gardens”, es pequeño, tiene verde, una piscina diminuta. Es centro de referencia para muchos viajeros de todas partes. Allí conocimos a Nathalia y Valentín (dos suizos que están viajando por América en una camioneta mexicana), a Zuzana y Matthias y su familia (de Berlín) y a Richard y familia (de California).


Intercambiamos mucha experiencia y datos sobre los recorridos. Somos muchos los que tenemos blog o página en internet y ansias de viajar.
Usamos el camping, también, como base para conocer Trujillo, la Huaca de la Luna y Chan Chan.
Una de las noches hubo un simulacro de sismo y tsunami, varios días antes la radio alertaba como comportarse en esas situaciones.


Tenemos SOAT


Por suerte no tuvimos que volver a mostrarle el SOAT al policía, ya que en el siguiente poblado, Huarmey, no lo expedían para carros extranjeros.
Al día siguiente, debimos conducir hasta Chimbote, y luego de un brevísimo trámite y abonar treinta soles (por treinta días) obtuvimos nuestro SOAT.


No tuvimos ganas de retornar hasta el sitio arqueológico de Sechín, continuamos hasta Trujillo.
Tenemos que mencionar que en Huarmey se nos acercó a charlar Álvaro, al principio con intenciones, dijo, de practicar su inglés, cuando le contestamos en español y dijimos que éramos argentinos comenzó a contarnos de su región, hasta invitarnos a recorrer con él unas huacas cercanas.

Constantemente en Perú encontramos gente muy dispuesta ayudarnos, en especial cuando decimos que somos argentinos.

SOAT



Salimos de la Reserva el tercer día, un poco más relajados; y seguimos hacia el norte, con el objetivo de llegar a Casma, para luego visitar el sitio arqueológico Sechín.
En una amplia y desolada pampa, cubierta de arena y con fondo de montañas, nos para la policía de caminos que se hallaba realizando control, eran unas tres camionetas, y seis o siete agentes.
Nos piden el carnet de conductor, le damos el internacional, el título del auto, le damos la cédula verde y luego nos solicitan el SOAT.

Preguntamos que es el SOAT. Nos dice que el seguro, le damos la póliza argentina con validez en Perú y dice que necesitamos una póliza que es obligatoria en Perú, llamada SOAT, le explicamos que nunca nos dijeron en la frontera que era necesaria si no, la hubiéramos obtenido.
El policía se fastidia y va hacia atrás hacia su vehículo con nuestra documentación en la mano. Bajamos y empezamos a charlar.

De pronto trae un librito y hace leer a uno de nosotros en voz alta, el artículo donde se habla de la obligación del SOAT, "para que no quede ninguna duda" dice. Respondemos que no tenemos duda sólo que no sabíamos que había que tener el SOAT.
Una conversación que parece se va haciendo paralela, ya que cada uno seguía sosteniendo su posición.

En un momento, cuando tratamos de intercalar alguna palabra dice: "déjenme hablar a mí", medio ofuscado.
Luego dice que tienen que retener el vehículo hasta que vayamos a un pueblo, (estábamos en el medio de la nada) saquemos el SOAT, paguemos la multa y podremos seguir tranquilamente.
La multa es de 480 soles, unos u$s 180. Le explicamos que nosotros estamos viviendo ahí y que al auto no lo íbamos a abandonar. Que uno se iba a quedar en el vehículo y el otro iba a sacar el SOAT.

De repente nos dice que entremos al auto, que nos tiene que hacer el Acta de Infracción porque él no sabe si estamos casados, a qué nos dedicamos, ¿!?!?!?!?!?!?!?
Subimos, y al rato vuelve y nos dice que por esta vez, y porque no nos habían avisado antes, nos permite ir hasta el próximo pueblo para que saquemos el SOAT. Nos devuelve la documentación, reiterando que no dejemos de sacarlo, y se va.

Lomas de Lachay, Reserva Nacional

Arribamos a la Reserva en busca de tranquilidad. El lugar se caracteriza por la presencia de intensas neblinas. Es llamativa la diferencia entre el ocre del desierto arenoso y el verde intenso con que uno se encuentra al llegar.

"Ojo de Agua"
El cielo está casi permanentemente nublado y a eso de las 18.00 la neblina comienza a bajar de las laderas cubriendo la totalidad del lugar, creando una sensación entre mística y tenebrosa, con humedad que linda casi con la llovizna.
















Por la mañana, recién cerca del mediodía podría decirse que se despeja el ambiente, no así el cielo.
Caminamos bastante, pudimos observar varias aves y reptiles.

Turtupilín, macho adulto.


Además comimos un exquisito pescado cocinado en el motorhome, con cebolla, tomate y ají, que habíamos comprado en el mercado.



Encuentro en Lima.





Muy amables, los limeños Carolina y Miguel nos llevaron a cenar exquisita comida chifa a un hermoso restaurante en Barranco. Continuamos la amena charla con ricos postres en un café en el Centro Comercial LarcoMar, tan interesante y entusiasta que se prolongó hasta el cierre del local.

Se anexó por un momento en la conversación, un simpático brasilero quien no pudo estarse quieto ante el relato de algunas de nuestras experiencias en su país. Como siempre que hay hablando un argentino y un brasilero la conversación desemboca en la pregunta, SIEMPRE formulada por la persona del país que tiene dudas al respecto, sobre “¿quién es mejor Maradona o Pelé?”

Lima


03-08-12. Luego de recorrer Pachacamac, entramos a la ciudad de Lima. El día estaba gris y frío.
No teníamos información certera sobre dónde estacionar para pernoctar, pero, como pasó tantas veces,  confiábamos en poder encontrar un lugar.

Queríamos hacer el service de los 20.000 al km al vehículo ya que, si bien aún no los tenía, sabíamos que más al norte iba a ser más complicado realizarlo, por eso era una de las metas en la ciudad. Otra, conocer a unos amigos de nuestra familia, recorrer algunos museos y el centro histórico. Además teníamos invitaciones de gente, con muy buena onda que habíamos conocido en el camino y reside en Lima, para juntarnos.

Recorrimos dos locales de la marca donde pudieran hacer el service, así comprobamos todo lo que escuchamos sobre el tránsito en Lima. Si bien ya conducimos en Buenos Aires, Sao Paulo, Río de Janeiro y calles rotas/peatonales/con puestos ambulantes sobre la misma en la inigualable Pisco, en Lima tienen una forma muy distinta a lo visto hasta el momento. 
Finalmente, pudimos quedarnos tres noches (en dos diferentes sitios), pidiendo muchos permisos y hablando con distintas autoridades.

Para pernoctar la primer noche, en una pequeña calle entre dos parques, quedamos registrados con nombre apellido y número de documento, las autoridades policiales alegaban que pasar una noche allí era considerado “campamento” por cuestiones reglamentarias e iba a ver quejas de los vecinos. Además argumentaron que si teníamos esta aprobación, seguramente la gente de tránsito iba a querer remolcar el vehículo al verlo allí por la noche.

Luego de una odisea (que incluyó hablar con varios policías de distintas jerarquías y personal de tránsito, en el transcurso de varias horas, por lo que iba anocheciendo y reduciéndose las posibilidades de encontrar algún lugar) logramos convencerlos, con la promesa de que nos iríamos a la mañana siguiente. Cosa que hicimos antes de las 7.00, sin desayunar siquiera.

Encontramos un lugar en la playa, pagamos estacionamiento durante el día, el Serenazgo del lugar nos trató muy bien. Pasamos allí dos noches, hasta que en la mañana siguiente un agente nos dice de muy mal modo que debemos irnos de donde estábamos estacionados, con argumentos falaces, poco claros y contradictorios.

Como ése día era el service, el clima seguía frío y húmedo, ya habíamos compartido gratísimos momentos con algunas personas de las que fuimos a conocer, realizamos el service del vehículo y nos largamos de Lima.

Lo lamentamos, ya que había gente con quienes queríamos compartir otros momentos y lugares que, suponemos, Lima debe tener para conocer, pero no sentíamos ganas de permanecer allí, ni lo veíamos viable.

17 ago 2012

Un día de regalos


02-08-12. Continuando por la Panamericana Sur hicimos lavar la Master cerca de un poblado llamado Asia, para que esté en condiciones al llevarla al service. El señor del lavadero, muy cordial, nos regala dos remeras (polo las llaman aquí). Continuamos y entramos a Chilca, para pernoctar.


Percibimos que aquí, como en Cerro Azul, no suenan bocinas insistentemente. Consultamos a unos policías por un estacionamiento para pasar la noche y nos recomendaron ubicarnos a un costado de la plaza, desde donde el Serenazgo podía visualizarnos mejor, para nuestra seguridad.

De pronto, oímos música en vivo cerca nuestro. Una pequeña procesión salió de la iglesia, cargando la imagen de María y una banda tocaba alegre música por detrás. Luego se ubicaron en el kiosco de la plaza, delante de un grupo de adolescentes que estaba ensayando coreografías de bailes de la sierra, con su propio equipo de música.
Escuchábamos la banda y veíamos a los danzarines ejecutando movidos compases que no coincidían con la música. Cuando la banda se detenía, había más coordinación entre música y baile.


La “cuadrilla” que organizaba esa noche el festejo, una cuadrilla para cada noche hasta el 15 de agosto, nos explicó de qué se trataba la celebración y nos convidó café y un sándwich de lomito, acompañados de dos estampitas bendecidas. Vinieron bien en la fresca noche.

Culminó la jornada con fuegos artificiales alusivos a la historia del lugar.




















Así, decidimos llamar a este día 2 de agosto como “El día de los regalos”: una pulsera, dos remeras, dos cafés, dos sandwiches y dos estampitas. Qué lindo!!!!

Cerro Azul


Yendo al norte, llegamos a Chincha Alta, de la cual teníamos como dato interesante su gastronomía con características africanas pero, como era temprano, no la íbamos a disfrutar.
“En la ruta nos llama la atención un pequeño grupo de gente, vestida con una especie de túnicas, que llevaban una cruz de unos dos mts de altura con rueditas abajo, otro un crucifijo y otros dos una virgen en una urna de vidrio. Iban con mucha energía caminando hacia el norte”. Descubrimos que no era un deja vu, logramos fotografiarlos.



Llegamos a doce km de San Vicente de Cañete, otro posible destino, y nos desviamos hacia la costa donde descubrimos Cerro Azul.



Muy tranquila, como Playa Unión, pero con una infraestructura preparada para el turismo mucho más notoria. Queremos destacar la amabilidad con que fuimos recibidos, sobre todo por César quien trabaja en el Museo Municipal, ocupándose para que nos sintamos cómodos y seguros, indicándonos donde estacionar (cerca del muelle), dando aviso a los guardias nocturnos para que estén atentos a nuestro vehículo.

El Museo muestra las características de la cultura de la zona: la producción ictícola, con variedades de pescados disecados en sus vitrinas, elementos que se usan en la pesca artesanal y cerámicas, tejidos y fotos de antiguas construcciones precolombinas.
Visitamos también el Taller de Cerámica Municipal, lugar de enseñanza y producción.

Formación natural: El Monje
Caminamos por la playa y calles, cuyas veredas, por su brillo, parecían lustradas.
Al otro día, en la playa conocimos a Luciano, un artesano de 55 años que, aunque dijo que sólo estudió hasta segundo año del secundario, compartió con nosotros sus amplísimos conocimientos, su experiencia de haber viajado por diversos países de América y Europa, y su interesante actitud crítica y reflexiva.
Como no realizamos ninguna compra a pesar de la calidad de su trabajo, explicándole las características de nuestro viaje, terminó queriendo regalarnos algunas de sus obras, sólo aceptamos la pulsera de conchas marinas.

Ave que habita el muelle

16 ago 2012

Honestidad total


31-07-12. Llegamos a Pisco, el objetivo era caminar un poco por la ciudad, si nos agradaba quedarnos algún día y seguir al norte.

El acceso es bastante ruinoso, calles rotas, las infaltables moto taxis cruzándose  y/o haciendo que uno tenga que frenar súbitamente.

Ingresamos desde el sur bordeando la costa, a la derecha vemos un barrio de la Fuerza Aérea, las casas están con sus cimientos carcomidos por el salitre.
Seguimos por calles y callejuelas de doble mano, el GPS con su costumbre de llevarnos por las más estrechas, parece que las elige especialmente. Llegamos a la zona céntrica y estacionamos en la misma plaza, aunque hay pintada línea amarilla, único espacio que encontramos para hacerlo, y frente a dos policías en sus motos. Cruzamos la calle y les preguntamos por donde estacionar para caminar ahora y pernoctar después.
Inmediatamente nos dicen que Pisco es peligroso, que vayamos a Paracas (¡acabábamos de llegar de allí!). Después de hablar un rato, nos dicen para qué vamos a quedarnos: “en Pisco no hay nada”, los turistas van a Paracas. Luego uno de ellos nos dice que hablemos con el principal, nos señala la comisaría, y veamos si él nos autoriza a pernoctar donde nos habíamos detenido, ahí es más seguro: “¡como están frente a la comisaría!” nos dice, ellos pueden rondar pero no pueden asegurarnos nada.

Ya teníamos algún dato sobre los robos aquí, pero en estos pocos minutos nos repitieron tanto que Pisco es insegura, que abren  las puertas de los carros, que toda ciudad con puerto es insegura, etc., etc., que se nos iban las ganas de quedarnos.

Mientras nosotros pensamos en esto, vemos la catedral, de arquitectura ambigua, con su cúpula trisada por un terremoto, hay una viga al costado amenazando caerse, parece que está prohibido ingresar a ella, parece que van a dejar que se caiga.

Nos decidimos por volver a Paracas, se estaba haciendo tarde (el sol se pone poco antes de las 18.00), y ya teníamos idea de donde estacionar.

Paracas


30-07-12.





















Paracas Ciudad.

El lugar nos sorprende por su pequeño tamaño y actividad turística. De aquí se embarca a las Islas Ballestas. También es la playa a la que arribó la expedición libertadora del General San Martín.

Es notorio el proceso de embellecimiento de la ciudad, manifiesto en la ruta de acceso, la plaza, el malecón; buen gusto y estilo conviven con las casitas antiguas, muchas aún sin terminar.




















Paracas Reserva Nacional.
El desierto y el mar.

La versión peruana se asemeja un poco a la patagónica que conocemos: arena, viento, gaviotas y multitud de aves.
















El trabajo esforzado del pescador que pone, a cada instante, su cuerpo en juego.
Las redes, sus manos,
 el sol, sus ojos,
 la sal, su piel,
 el mar, su oído,
 el aire, su respiración.



Cuatro noches en Huacachina


26-07-12. Saliendo de Palpa hacia el norte, aparece una meseta con arena y piedras, grandes formaciones minerales disgregándose, hasta que, llegando a Huacachina, sólo permanece la finísima arena.




El oasis es una pequeña laguna, rodeada de palmeras e inmensas dunas. Construcciones antiguas denotan en el lugar, el esplendor económico del que gozaron algunos peruanos. Hoy se destaca por la presencia de turistas de todo el mundo que pueden practicar “sand boarding”, realizar “buggy tours”, o “ride horses”.
















La sensación es que, en cualquier momento, las dunas van a caer tapando la diminuta villa.


Al otro días ascendemos las dunas, es cansador pero el paisaje imperdible, lástima que la vivencia se opaca por los ruidos constantes que, incluso, se oyen sobre las dunas: los buggys con sus potentes motores y caños de escape no sólo producen fuerte y desagradable sonido, sino que activan las alarmas de los autos estacionados, los taxistas tocan bocina para atraer clientes y, además…



La primer noche dormimos perfectamente, la segunda (viernes) oímos música toda la noche. La gente se acerca al lugar, estaciona sus autos en las calles y bebe mientras oye música muy fuerte. La noche siguiente debemos levantarnos y buscar otro lugar para dormir. La cuarta noche (domingo) cuando estábamos a punto de movernos por el “ruido” musical, los vecinos se van y podemos conciliar el sueño. Una pena que un lugar tan pequeño ensordezca.

En Ica hacemos la visita guiada a una antigua bodega artesanal, conocemos los famosos pisco (el cántaro que le dá el nombre), degustamos varios, así como el vino que producen. Nos convencimos de comprar la bebida característica. A la salida, buscando otra bodega, nos metemos en una calle que termina siendo un sendero, no hay lugar para avanzar, en el intento de girar, la Master se incrusta en una especie de glorieta, confeccionada con madera muy dura. Finaliza con su lateral derecho superior bastante abollado.

Tristes volvemos a Huacachina.

Estos recipientes son los famosos "pisco" que después dieron el nombre a la bebida.