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Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


24 sept 2012

El Hombre Institucional



INTRODUCCION
Constantemente vivimos en contacto con personas ejerciendo cierto rol social claramente definido y delimitado, al menos, idealmente.
Durante este viaje nos hemos encontrado con funcionarios con los que habitualmente no nos cruzábamos en nuestra vida “sedentaria”.
Estos funcionarios poseen roles claramente definidos, los que, a su vez, definen su accionar.
Si a ello le sumamos la diferencia cultural e idiomática (por ejemplo, no podemos homologar directamente el español hablado en Argentina con el hablado en Perú), se estableció que percibiéramos una frontera entre nuestras expectativas y lo que “encontrábamos” en el camino.
A partir de charlar, enojarnos y molestarnos, sentir que nos costaba ubicarnos, intentamos pensar diversas situaciones vividas (básicamente en Perú), las que produjeron algunos intentos de ceñir qué era lo que nos estaba pasando.
El texto siguiente, acerca del “hombre institucional” es uno de estos retoños de nuestro intento de comprender-nos en el contexto.
Suponemos que queda acordado que no nos situamos en el lugar de aquellos antropólogos que hacen una descripción e insertan, “objetivamente”, sus matrices culturales y de pensamiento sino, en el lugar de viajeros que desean atravesarse con otros modos existenciales, permeables a ser cambiados por ellos, cuando lo consideremos conveniente.

INICIO
El hombre institucional queda claramente establecido en el análisis sartreano, como la vertiente cosa del hombre sin decisión, sólo puede hacer “eso”.
El aspecto muro físico y verbal y de los encorsetamientos psicológicos del hombre institucional es, posiblemente, lo que más choca al interlocutor, especialmente si éste es lo suficiente refinado de espíritu para percibir que, es muy probable, aquél le esté mostrando otra faceta en la que puede (sinceridad mediante) reconocerse. Además, no debemos menospreciar, la agresividad que emerge al sentirse puesto en el lugar de cosa (doble cosificación).

DESVIO
Una vez más reitero lo que sostengo desde  hace años: la violencia simbólica produce violencia física, forma destemplada de acción del sometido que se ve llevado a tratar de modificar el ambiente (en sentido amplio, sentido que trabaja Bloss) para aliviar la tensión que se le ha suscitado.
Sería ésta la razón que justifique la respuesta violenta, fría, implacable; ya que esta acción se lee como un ataque al “orden” que supuestamente hay en la sociedad (que el hombre común cree y quiere creer pero en realidad no existe ni existió nunca). También se dice “el orden que queremos… o que debería… o nos merecemos que haya en la sociedad”.
Las leyes son sólo el medio que permite una fundamentación más “razonable” de la reacción. Entonces todas las estructuras hegemónicas reaccionan con virulencia a fin de continuar encubriendo la génesis de la situación. Reacción ante la reacción.
Si se disponen de medios de comunicación masivos para adjetivar como conviene estas reacciones violentas y se azuza el miedo de la población, ya está en gran medida ganada la batalla. Los no pensantes excluyen y engordan con sus fantasías la “maldad” de los parias.
La mala conducta es porque son malvados y, con la ayuda de la teoría “científica” de turno, probablemente “incurables”, y aquí lo médico-pedagógico se lleva también su porción.
Definir cuál es la salud y el modo correcto de arribar a ella. Salud corporal y salud moral, tecnologías del yo a aplicar para, en los casos en que es posible (muchas  veces esta posibilidad definida a partir de la capacidad económica, cuando no el color de piel o el lugar donde vive), la recuperación del foco de atención y que pueda volver a ser incluido en el pattern alienante.
Hay que hacer la hermenéutica de la acción violenta, de cada acción violenta, para no engordar más “malos” entendidos.

FIN
Además de la relación cosificada y de la posibilidad de encontrarnos en cierto aspecto “semejantes” que nos suscita, el encontrarse cara a cara con un representante (que se exhibe sin fisuras) de esos lugares de ejercicio de poder, nos provoca ciertas reacciones emocionales que nos cuesta aceptar, que nos movilizan.
No podemos dejar de pensar también en el lugar de “ustedes no-ustedes fuera” que se nos asigna implícitamente, o no, cuando chocamos con alguna de estas barreras, que el hombre institucional, enajenadamente, sostiene, para beneficio de otros.
El estar fuera, lugar añorado y temido por el neurótico, tampoco es fácil de sostener.
Quizá solo se pueda realizar un juego de adentro-afuera, y a veces.

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