Aún en Ecuador,
Otavalo más precisamente, recorremos librerías y compramos un ejemplar de “Las
Cruces sobre el Agua” de Joaquín González Lara.
Publicado en 1946
es, como el Huasipungo comentado anteriormente, otro clásico de la literatura
de ése país. También costumbrista, realista en su estilo.
Muestra a través
de la vida de dos amigos, Alfredo y Alfonso, como se vivía en la Guayaquil de
inicios de siglo XX en los sectores pobres, miserables. Los oficios y las alegrías,
los sueños y expectativas, a través de las andanzas de estos dos.
Siempre lo social
es el omnipresente y acuciante contexto que obliga a los hombres a actuar, y a
tomar decisiones. Sabiendo que tienen pocas posibilidades de cambiar el estado
de las cosas pero sí pueden mostrarse, a ellos mismos, dignos de ser hombres.
Si hay alguna
liberación tal vez el arte sea esa posibilidad.
La novela nos hace
pensar qué poca diferencia vemos en las “distintas” realidades sudamericanas,
si acaso no es una y la misma historia.
Narrada con ritmo
ágil y buena dosis de diálogo y reflexión, los invitamos a que la conozcan.
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