Dejamos la Master en un estacionamiento en Foz y cruzamos caminando a esta ciudad paraguaya.
Apenas pasada la frontera (nuevamente un río marca el límite entre dos paises), aparecen los negocios uno al lado del otro, venta callejera, galerías comerciales y docenas de personas que se acercan al peatón ofreciendo a viva voz los productos que ofrecen. No es necesario hacer trámite alguno si uno se queda menos de un día en el paìs vecino.
Hicimos compras de dos electrónicos, con cierta aprehensión, ya que a pesar de que eran en lugares recomendados, no teníamos precios actualizados de los mismos en Argentina. Tampoco pudimos probarlos ya que se venden a bulto cerrado. Posteriormente comprobamos que todo estaba en orden y el precio era conveniente.
Esquivamos autos en las calles (donde también hay puestos con mercadería), y gente en las pequeñas veredas atestadas, luego fuimos a almorzar a un pequeño restaurant donde lo primero que sirvieron fue un plato con mandioca hervida, al parecer es lo típico de aquí.
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