13 al 18-05-13. El lunes, tal
como el pronóstico anticipaba, el cielo estaba despejado, pocas nubes aparecían
a lo lejos, gráciles, pequeñas. Igualmente decidimos salir y enfrentar la
larguísima carretera que nos llevaría a nuestro país, “nuestro país”, qué raro
suena eso. Hasta ahora, hace un año somos extranjeros, bienvenidos visitantes
que aparecemos en distintos lugares y somos, el 99% de las veces, muy bien
recibidos. ¿Qué cambiará al ser recibidos en nuestro país? ¿Cambiaremos
nosotros? ¿Seremos otros por estar en “nuestro país”?
No sabíamos aún por dónde
íbamos a entrar a la Argentina, volver por Santo Tomé (Corrientes), o ingresar más
al norte. ¿Por Paraguay? También nos surgió esa duda pero, en un punto, había
mucho cansancio en este dúo viajero.
Antes de partir nos
maravillamos de los empleados del gran hotel que llegaban por tandas,
charlando, riendo, parecían adolescentes que se iban a reunir en vez de
trabajadores que llegaban un lunes muy temprano a realizar sus labores. Los
envidiamos.
A eso de las cinco salimos
del estacionamiento, muy temprano a fin de evitar la hora pico. Habíamos
encontrado en el mapa una cortada que nos llevaría al oeste sin pasar por
Salvador.
Luego de hacer algunos
kilómetros por rutas cercanas al aeropuerto (erramos una vez el camino),
encontramos la Br 324, donde nos detuvo un segundo peaje. Le comento al
muchacho que acabábamos de pagar pero nos dice, señalándose el logo en la
chomba “es otra empresa”. Nos pregunta: “argentinos?” ,”Sí” contestamos a lo
que responde: “bom viagem!”, tocándose el corazón. Nos encantó el gesto y nos
olvidamos rápidamente de los $R 3 y algo que pagamos.
La ruta lentamente se empieza
a llenar, parece que mucha gente trabaja para el lado de Feira de Santana, la
primera población importante.
Hacemos noche en Vitoria de
la Conquista, luego de manejar unos 516 cansadores kilómetros, pagar muchos
peajes y transitar por una ruta en desigual estado. El clima, además de
lluvioso estaba fresco, ya que nos encontrábamos a 912 msnm.
Al día siguiente otros
quinientos kilómetros hasta Montes Claros, ya en el estado de Minas Gerais, el
cielo sigue nublado y la temperatura en descenso.
Empiezan a aparecer las
inmensas estaciones de servicio, las que ya hemos bautizado “ciudad camión”, al
costado de la ruta. El lugar para pernoctar ya no es problema.
Hemos retomado la lectura de
Séneca durante los largos trayectos. En la carta XXVII, cita a Epicuro: “La
pobreza limitada a lo que manda la Naturaleza es riqueza”. La frase quedó
vibrando en nosotros.
Otro día de conducción nos lleva
a Patos de Minas, también Minas Gerais. Las inmensas “facendas” están
planificadamente diagramadas, hay caña de azúcar (preponderantemente), soja,
algodón, café, maíz.
Si el año pasado recorrimos
parte de este estado y nos sorprendió su riqueza minera, hoy lo hace con su
producción agrícola; hay también algunos bueyes, ¡cuánto añoramos la carne
argentina!
También sucedió algo
especial, conduciendo por la Br 365, intersectamos la Br 040, ruta que
realizamos hace casi un año y que nos llevó a Brasilia. ¡Fue muy raro! Cruzar
el derrotero anterior en este lugar tan apartado del mundo, hace que pensemos
que realmente recorrimos muchísimos kilómetros en este tiempo.
Realmente conocimos lugares
alejados, apartados del recorrido turístico habitual.
La ruta se alimenta del
tráfico que va a la capital del país y a Belo Horizonte, la mayoría de las
poblaciones son pequeñas. Las que elegimos para dormir, son las más grandes (contrariamente
a lo que hacemos usualmente), tienen entre 300.000 y 400.000 habitantes, un
número “manejable” para nuestros modos y expectativas.
Leemos el último texto de
nuestro pequeño libro de Séneca que, sumado al que leímos el día anterior, nos
confirmó nuestra sensación después de este tiempo de viaje. En la carta XXVIII
del libro tercero, “Los viajes no curan el espíritu”, expresa: “Lo más
importante no es adónde vas, sino quién eres tú que vas”.
El jueves 16 paramos en una
estación de servicio en Sao José de Rio Preto, ya Estado de Sao Paulo, nos
ponemos a charlar con un grupo de adolescentes que se encuentran en un micro
escolar, son muy simpáticos y despiertos. El señor que trabaja en la estación
nos avisa que hay baños con duchas. “No
podía creer lo que tuve oportunidad de disfrutar allí. Baños comparables a los
de un hotel cuatro estrellas, limpios, nuevos, inmensos, con duchas de agua
bien caliente y muy abundante. El largo y reparador baño ayudó a relajar las
tensiones diurnas. Confieso que me costo abandonar el lugar.”
El cansancio se va
acumulando, ahora manejamos unos 300 km diarios y paramos a tomar mate a mitad
de la mañana, los campos siguen viéndose bellísimos, en este Estado hay más
ríos y pequeños arroyos.
Ah!! ¿Recuerdan que el año
pasado estuvimos en el nacimiento del Rio Tiete, y subimos al blog fotos del
ojo de agua que le da origen? Miren que tamaño tiene ahora, a unos 500 km de su
nacimiento!
En el camino hay represas,
puentes y cruzamos varios camiones que, por el tamaño de la carga que transportaban, deben transitar detrás de otro vehículo, que va anunciando con carteles que el tamaño del camión es extra grande y largo,
debemos bajar a la banquina para que pasen. Creemos ver partes de
aerogeneradores en algunos camiones, en otros elementos extrañísimos que
parecían sacados de una película espacial. ¡¡¡ Ay Brasil que distinto sos!!!
Así llegamos el domingo 19 a
Foz do Iguacú
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