La idea de venir a esta ciudad es conocer el lugar de nacimiento de Severo Sarduy, escritor cubano que viajó a Francia siendo joven y nunca más volvió a su patria, por lo que, parece, es "olvidado" en las reseñas y de bates literarios de la isla.
Cuando leemos, y vemos, que las calles, a diferencia de la mayoría en las ciudades que los españoles establecían en la tierra luego llamada América, son curvas, lo que no permiten ver el horizonte y producen una presencia permanente de los muros, hace que los estudios sobre el barroco de Sarduy y el concepto de neobarroco, tengan otra lectura.
La increíble luz. |
Algo que no habíamos observado ni vivido en La Habana ni en Trinidad tiene que ver con la escases. Le pedimos orientación a un lugareño que acaba de salir de un restaurant sobre el servicio en ese lugar, dice que es bueno y se sorprende de que vengamos de Argentina, dice que es la primera vez que conversa con gente de nuestra tierra. Ingresamos a Rancho Luna. El lugar está lleno en un 50%, es muy amplio. La ambientación muy elegante, los manteles muy limpios pero se ven manchas antiguas como si faltasen elementos de limpieza profunda. De la carta, el 70% no es posible pedirla, pedimos pescado y el menú incluye la guarnición y el postre. Quedamos satisfechos y retornamos al día siguiente. Pedimos casi lo mismo, disminuyó lo que se puede ordenar, y cuando acabamos el plata nos traen la cuenta, "No hay postre?" "No", es toda la respuesta. Esto lo seguiríamos padeciendo en el resto de viaje, cuando no hay ingredientes o elementos del plato ni siquiera avisan que no hay. Obviamente, el precio no cambia, de todas maneras el precio era muy adecuado a la comida, sencilla y abundante.
Plaza del Carmen |
Parque de La Revolución |
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