Bienvenida

¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


25 mar 2020

Camaguey, Cuba

22 y 23-01-20. Viajamos desde Trinidad a Camaguey con un bus de Viazul, la empresa oficial del Gobierno de Cuba. El pasaje no es barato, pero no hay muchas formas de viajar entre ciudades. El bus salió a tiempo y comprobamos lo que habíamos leído en diversos posts sobre Cuba, el aire acondicionado lo mantienen al máximo todo el viaje, por lo que hay momentos en que uno debe abrigarse sino lo sufre. En absolutamente todos los buses los baños se encuentran "Clausurados", nadie explica porqué, es más ni siquiera avisan. Los choferes son parcos y no interactúan casi con los pasajeros.






















La idea de venir a esta ciudad es conocer el lugar de nacimiento de Severo Sarduy, escritor cubano que viajó a Francia siendo joven y nunca más volvió a su patria, por lo que, parece, es "olvidado" en las reseñas y de bates literarios de la isla.


Cuando leemos, y vemos, que las calles, a diferencia de la mayoría en las ciudades que los españoles establecían en la tierra luego llamada América, son curvas, lo que no permiten ver el horizonte y producen una presencia permanente de los muros, hace que los estudios sobre el barroco de Sarduy y el concepto de neobarroco, tengan otra lectura.


La increíble luz.



















Algo que no habíamos observado ni vivido en La Habana ni en Trinidad tiene que ver con la escases. Le pedimos orientación a un lugareño que acaba de salir de un restaurant sobre el servicio en ese lugar, dice que es bueno y se sorprende de que vengamos de Argentina, dice que es la primera vez que conversa con gente de nuestra tierra. Ingresamos a Rancho Luna. El lugar está lleno en un 50%, es muy amplio. La ambientación muy elegante, los manteles muy limpios pero se ven manchas antiguas como si faltasen elementos de limpieza profunda. De la carta, el 70% no es posible pedirla, pedimos pescado y el menú incluye la guarnición y el postre. Quedamos satisfechos y retornamos al día siguiente. Pedimos casi lo mismo, disminuyó lo que se puede ordenar, y cuando acabamos el plata nos traen la cuenta, "No hay postre?" "No", es toda la respuesta. Esto lo seguiríamos padeciendo en el resto de viaje, cuando no hay ingredientes o elementos del plato ni siquiera avisan que no hay. Obviamente, el precio no cambia, de todas maneras el precio era muy adecuado a la comida, sencilla y abundante.

Plaza del Carmen

Parque de La Revolución


No hay comentarios:

Publicar un comentario