Compré el libro de
Gabriel García Márquez, en una feria de usados en Cartagena.
Leer este
atrapante informe, de diez casos reales, mientras se viaja por el país en el
que se desarrollaron los hechos, tornan al libro más vívido, más significativo,
más real.
Muchas veces me
ocurre que, al leer una novela, me dan deseos de conocer el contexto en el cual
transcurre o en el cual fue escrita. Y es así como, en una oportunidad, viajé a
Guatemala para conocer La Antigua, después de haber leído el libro de Marcela
Serrano: “Antigua, vida mía”, llevándome una gran desilusión, ya que las
imágenes que el relato habían creado, estaban teñidas por mis fantasías
personales.
Con Noticia de un
Secuestro, me ocurrió lo contrario. Lo real del relato se tornó más real en mí
al estar en su tierra, conociendo a su gente, recorriendo los centros urbanos,
vivenciando su cultura.
Un texto que
transmite una parte de la historia de Colombia, que aún no se ha cerrado. Un
libro que es historia y es presente.
Qué buena experiencia in situ del relato
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