Además, averiguamos que es
una ciudad agradable, tiene costa de río y playas sobre el mar.
Planeamos entonces ir a pedir
turno, y estar un par de días en algún camping u hotel.
Llegamos por la mañana, hay
mucho tránsito para acceder a la ciudad
pero las rutas son muy amplias, perfectamente señalizadas y, ya lo hemos
dicho, si bien manejan bastante velozmente, los brasileros manejan muy bien,
con mucha prudencia cuando hay fuerte tráfico.
Arribamos al concesionario y
somos recibidos muy amablemente por los empleados. Como en Blumenau, el
software no permite cargar algunos datos requeridos por el sistema, entonces quien nos atiende, Alyson, completa con su nombre los mismos.
Dice que el vehículo va a
llamar la atención porque no hay motorhomes por allí y , parece, tampoco muchos
autos argentinos.
Aprovechamos y le contamos el
disgusto que pasamos en Perú y Colombia, cuando advertimos que habían revisado
la parte personal del vehículo, e incluso usado algunas.
Aclaramos que no tenemos ningún problema en
mostrarlo por dentro, en su totalidad, que saquen fotos, pero cuando estemos
nosotros.
Alyson nos dice que él
seguirá todo el proceso, desde la entrada a la salida y nos da turno para ¡ese
mismo día! Explicándonos que, como además del service de los 40.000 km
deseábamos revisar algunas cositas, el trabajo iba a demorar unas 24 hs, si lo
llevábamos a las 10.00 AM, por ejemplo, iba a estar para esa hora del día
siguiente.
Entusiasmados con la idea de
la celeridad, averiguamos en la misma concesionaria por un alojamiento que estuviese cerca, nos recomiendan uno que se encuentra a unas cinco cuadras.
Tenemos que contar que en
Brasil, como en todos lados, hay diversas tonadas, variaciones de región en
región (los lingüistas las llaman variaciones diatópicas) y existen las
variaciones que dependen del estrato cultural del hablante. Por ello muchas
veces que cambiamos de región percibimos que entendemos muy poco cuando nos
hablan, a pesar de que nos parecía que veníamos avanzando en la comprensión del
idioma.
En Aracajú, tal vez, creímos que
entendíamos mejor de lo que en realidad lo hacíamos.
Cuando llegamos al hotel
vemos que es por demás humilde. Generalmente no vamos a hoteles caros, incluso
en los muy caros nos sentimos incómodos. Lo pensamos y dijimos, es una noche, y
tomamos la habitación.
Descargamos unas cuantas
cosas y salimos para la concesionaria, dejamos la Master y aprovechamos a
caminar. Esta es una zona equivalente a Warnes en Ciudad de Buenos Aires, es
decir, reparación y venta de accesorios y elementos para autos de todo tipo,
forma y color.
El clima seguía gris, nuboso,
pero nos sorprende la cantidad de hoteles que encontramos, tal vez nos
advirtieron que allí, donde nos alojamos, empezaba la zona de hoteles, no que
estaba el único, en fin…no fue tan grave.
Entramos a un restaurant,
típico en Brasil, donde la comida la venden por peso. Comimos muy bien, pagamos
con tarjeta y nos regalaron el postre, caramelos y nos ofrecieron café y “chá”
(nuestro té). Muy amables, en verdad.
En la tele del hotel, donde
podíamos elegir entre cinco o seis canales, vimos algún noticiero, medio
escandaloso, y a la tarde seguimos caminando por las inmediaciones.
Al otro día fuimos puntualmente (lo que los asombró), a retirar el vehículo. Preguntamos por el
asombro y dicen que los brasileros no son tan puntuales.
El auto está listo, han
“lubrificado” (lubricado) el embrague que hacía un pequeño ruido y lo demás
está todo bien. Nos hacen un importante descuento, nos regalan un llavero y un
porta documentos y avisan que pusieron un calco de la empresa en el auto.
¡aceptamos gustosos, con el descuento que nos habían hecho!
Hoy la Master anda
perfectamente y estamos muy satisfechos con la empresa Renovel y su personal en
Aracajú, Sergipe.
El personal se acercó a ver
el vehículo, lo mostramos encantados y repartimos papelitos (gracias Marcela!),
con la dirección del blog. A pesar de habernos conocido ayer y por razones
comerciales, la despedida fue afectuoso y sentida.
El día seguía lluvioso,
dejamos el recorrido de la ciudad para otro viaje y a pesar de que teníamos
información de que allí la estación de lluvias sigue hasta junio: ¡partimos a
la excitante Salvador de Bahía!
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