Luego de la complicada noche,
arribamos a Olinda bien temprano y con un tránsito “manejable”. Si bien esta
ciudad no llega al millón de habitantes, está en continuidad con Recife,
capital del estado de Pernambuco, que tiene unos tres millones.
Estacionamos en un lindo
parque, frente a Turismo. Como la oficina aún no había abierto, se nos acerca
Ayrton, un guía particular quien, además de ofrecer sus servicios, nos brinda
valiosísima información sobre la ciudad.
Para nuestro alivio, podemos estacionar
frente a ese mismo parque, ¡al lado de la Policía de Turismo! Excelente lugar,
en el centro histórico, que cuenta con bancos, sombra, un pequeño estanque con
peces, tortugas y un pequeño animal que se acerca hacia donde estamos caminando
despreocupadamente pero, al vernos, sale corriendo y se esconde en la
vegetación. Su especie: desconocida para nosotros, parecía algún tipo de “mini
zorro”.
Aprovechamos para caminar
mucho y visitar varias de las diferentes iglesias. Lo que más nos llama la atención
son los frentes de las mismas, barroco portugués, bastante diferentes a los
españoles del mismo período que hemos visto en otros países. También las
pinturas en los techos son muy llamativas y complejas.
Por la tarde en las plazas y
paseos empieza a congregarse montones de gente a charlar, llevar a sus hijos a
los juegos infantiles, asistir a misa (con campanadas y todo), o se reúne en
los bares a beber y charlar, también hay grupos que ensayan sus músicas (con
mucha percusión).
Los puestos artesanales están
abiertos hasta muy tarde y en la parte más elevada de la zona se puede ver Recife,
con sus costas, el mar y el puerto. El movimiento de vehículos en las autopistas,
allá a lo lejos, es incesante.
Olinda, en su zona antigua,
es muy bella, con muchas edificaciones restauradas, hay un clima de
tranquilidad y sosiego en sus calles y sus habitantes. Parece que el carnaval
es bastante desasosegado y bochinchero, con gente que viene de diversos países
a participar, pero eso hay que averiguarlo en otra época del año.
Probamos la tapioca rellena
de charqui y queso, una exquisita especialidad local.
Pasamos unos muy lindos días,
el clima fue benigno, más allá de alguna llovizna, el calor fue soportable y el
viernes a la noche participamos de una serenata por las calles de la ciudad.
En la serenata, un grupo de
músicos se junta a cantar y lo hace mientras va caminando por el barrio, la
gente se agrupa atrás y acompaña las canciones. Hay guitarras, percusión,
flauta traversa y docenas de voces aunadas trepando y descendiendo las
callecitas de adoquín.
Museo de los Mamulengos. |
El domingo decidimos ir a
Recife (su nombre viene de arrecife). Veníamos evitando las ciudades grandes
pero imaginamos que ese día estaría más tranquila.
Visitamos una antigua cárcel
que hoy en día es un lugar para venta de artesanías, conservan una celda tal
como era antes. También una hermosa e imponente iglesia (llena de gente), y
parte del centro antiguo, hoy usado por el comercio, que no nos gustó
particularmente.
Caminamos por la costanera
hasta que llegamos a una zona donde cientos de ciclistas andaban por carriles
exclusivos hasta confluir en el borde del mar.
Llegamos al punto de reunión,
llamado Marco Cero, y encontramos que había música, una muchedumbre con sus
bicicletas, algunos puestos de comidas y un elegante mercado de artesanías que
unía lo tradicional con el más moderno diseño.
Por $R 5 cruzamos en lancha
hasta una zona en que se han establecido defensas costeras, ante los embates
del mar. Caminamos entre esculturas de F. Brennand y finalizamos tomando una
cerveza helada en el náutico, escuchando música en vivo. Nuevamente nos
sorprende comprobar que en Brasil tomar una cerveza en un local es apenas más
caro que comprarla en el supermercado, ¡tan distinto a Argentina!
Recife está bastante
deteriorada y para recibir a los visitantes que vendrán para el Mundial de
Fútbol del 2014 parece que le queda bastante por hacer.
Oficina Brennand
Hermosos parques y una linda
arquitectura, crean climas agradables que contienen a las esculturas realizadas
en cerámicas
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