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¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


16 jun 2013

Salvador de Bahia




11-05-13. Todo el trayecto hacia esta ciudad lo hicimos con lluvia, y como lo teníamos previsto, nos dirigimos directamente a la Praia Sella Maris, donde sabíamos que nuestros amigos Dagmar y Dieter habían parado sin problemas.

Al llegar hablamos con los guardias del Gran Hotel Stella Maris, quienes amablemente nos confirmaron que sería seguro estacionar en dicho lugar, frente a un amplio parque de verde césped y altas palmeras.



Bajo nuestro gran paraguas doble, comprado en México en otra oportunidad, caminamos en busca del ómnibus que nos llevaría hasta el Centro Histórico de Salvador. Una hora y media después bajamos en Praca da Sé. Visitamos algunas iglesias y recorrimos las calles, sacando grises fotos de las coloridas fachadas coloniales.




















Al atardecer la lluvia se hizo más torrencial de modo que al bajar del colectivo nos tuvimos que sumergir hasta las rodillas en la calle inundada de nuestra parada.

Reja de iglesia llena de fitas de Bonfim.
 Al día siguiente, el clima no mejoró. Todo se conjuga para que las actividades en esta ciudad disminuyan en esta época del año: temporada baja, época de lluvias, domingo y especialmente, Día de la Madre, en este país.



















Ya no estaban los grupos de personas que bailaban capoeira en la plaza, que habíamos observado el día anterior, pero sí las señoras vestidas con los vistosos trajes típicos de Bahianas que se dejan fotografiar por algunos reales.


En el Mercado Modelo compramos algunas artesanías, seguimos disfrutando los hermosos paisajes del lugar mientras deambulamos, bajamos y subimos por el Elevador Lacerda, desde el Pelourinho hasta la Cidade Baixa.


Después de esperar más de una hora el ómnibus que nos lleve de vuelta a la casita, terminamos haciendo combinaciones con otros, siempre ayudados por las indicaciones de los amables habitantes de este lugar.

Sentimos un poco de “saudade”, ya que éste fue nuestro último destino programado.


Si bien podríamos continuar el viaje, queremos regresar a nuestro país para resolver diversas situaciones que requieren nuestra atención, además de que extrañamos a nuestra familia y las noticias sobre la economía nos desalientan a seguir.

Por si esto fuera poco, los cuerpos ya añoran una cama amplia, baños espaciosos y esa comodidad casi burguesa a la que uno, lentamente, se va acostumbrando con el paso del tiempo.

Sabemos que, más adelante, retomaremos el camino.

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