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¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


24 nov 2012

Otavalo


05-11-12. Por estar a 2820 msnm, esta afamada ciudad, no presenta un clima muy frio, aunque sí lluvias intermitentes durante el día debido a la época del año.


Durante los días que permanecimos allí estacionamos en un “parqueadero” muy amplio y luminoso a una cuadra de la Plaza principal, en el que nos permitían pasar la noche dentro de la casita.


Detalle de lámpara en la calle.




























Al llegar, a Otavalo lo que más llama la atención son sus habitantes indígenas. Como el resto de los pobladores andinos, los otavaleños son muy calmos.

Los hombres visten sus trajes típicos, compuestos por pantalón, camisa y alpargatas sin talón, blancos. Poncho y sombrero negros de los que emerge una larga trenza.




Las mujeres visten “anacos” blancos o de algún color sobrio tapado por otro anaco negro, camisa blanca bordada en ricos colores, una “pachalina” (especie de mantilla) anudada sobre el pecho, negra o blanca, collares de mullos dorados y pulseras de mullos coral. Sobre la cabeza suelen llevar una especie de pañuelo negro (algunos con bordes blancos) enroscado y trabado sobre sí mismo. Algunas apoyan una manta de color estridente, prolijamente doblada, sobre el pañuelo negro. El cabello, generalmente lo llevan recogido en una cola en la que enroscan, comprimiéndola durante varios centímetros, una cinta colorida.

Según nos explicaron, el tono blanco de los trajes representa al dios blanco barbado que los Incas esperaban cuando llegó el conquistador Pizarro, y al que lamentablemente, confundieron.

Los negocios de venta de ropa, se agrupan en distintos sectores de la ciudad, especializándose unos en las propias de los habitantes originarios y otros en la vestimenta más “occidental”.


El mercado de artesanías que se despliega magnífico en la Plaza del Poncho, nos invitaba a recorrerlo una y otra vez. La variedad y cantidad de artículos de excelente manufactura son una fiesta para la vista por sus atractivos colores. El tejido otavaleño es requerido a nivel mundial.





















Uno de los días tomamos un bus hasta el pueblo cercano de Iluman, promocionado por sus textiles, sombreros y shamanes. Sólo encontramos un local de venta de sombreros y, eso sí, muchos carteles de “curanderos”.


Una experiencia aparte fue el intento fallido de completar la gráfica del vehículo con dos mapas exteriores y, por lo cual, nos quedamos un día más en el lugar.

Después de horas de espera, primero para acudir en el turno que nos dieron y luego porque no tenían el material que habíamos acordado, cuando van a aplicarlo sobre la Master, ya de noche con el vehículo en la calle apenas iluminada, nos damos cuenta de que lo imprimieron en dimensiones incorrectas.

Cuando nos piden que esperemos hasta el día siguiente para imprimirlo en forma apropiada, molestos, nos negamos. Nos piden disculpas, nos devuelven el dinero de la seña y nos dan los dos mapas impresos ya que a ellos nos les sirven. A nosotros, todavía tampoco!

1 comentario:

  1. maria elena21/3/13 09:59

    pongan mas fotos de camisas de mujeres otavaleñas

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