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¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


15 nov 2012

Tena y Laguna Guaysayacu


31-10-12. En Tena el calor es sofocante, y una vez por día hay lluvia con relámpagos y truenos.

Sus edificaciones son antiguas pero no muy atractivas; actualmente están realizando obras de desagues pluviales, por lo que muchas de sus calles poseen excavaciones muy profundas, con obreros y máquinas que producen ruidos muy desagradables.

Se encuentra atravesada por ríos, con lo cual cada tanto hay que cruzar puentes carrozables o peatonales.

Queremos averiguar si podemos pernoctar cerca de un río, nos dirigimos al Balneario Las Sogas pero observamos que el río está bordeado de piedras, a sus orillas hay altos pastizales y botellas de vidrio rotas por doquier. Nos bañamos, almorzamos y volvemos a la ciudad, donde nos alojamos en el Hostal Limon Cocha.


Nos llamó la atención el modo de venta de la “tilapia” (pez típico de la región). Los tienen nadando en grandes peceras al frente del negocio, la gente los elige y se los lleva en la bolsita de nylon, mientras el pez va aleteando en su agonía.



Lo más destacado de la ciudad es el BioParque Amazónico La Isla. Se llega atravesando un pequeño rio en canoa, y se puede caminar por algunos senderos de corto recorrido. Lo más interesante fue ver una colonia de monos de muy pequeño tamaño que se alimentaba y jugaba en los árboles.




El caimàn preocupado.

Al tercer día salimos en busca de la Laguna Guaysayacu. Poca señalística en la ruta, sin información sobre la distancia que debemos recorrer. Después de unos 30 minutos de asfalto, siguen unos 45 de ripio.

Llegamos a un balneario administrado por una comunidad kichwa. Por ser extranjeros pagamos u$s 3 cada uno. No encontramos la laguna pero sí piscinas naturales en un río caudaloso, con grandes piedras a sus márgenes. Docenas de mariposas se posan sobre algunas partes de arena y permanecen mucho tiempo allí, Cascarita aprovecha para hacer amigas.



















Al mediodía un grupo de nueve personas, se ubica muy cerca nuestro y comienza a almorzar. 

Sirviéndose arroz y pollo de una olla muy grande, en platos descartables. Miramos bastante, sorprendidos por la situación de estar en el río, con una cacerola, sirviendo platos. De pronto se acerca una de las señoras y nos convida un cargado pato con arroz y una pata de pollo, y dos vasos de coca cola. Con mucha vergüenza aceptamos, estaba muy rico.

Creemos que al estar tan flacos y llenos de picaduras de insectos debíamos dar lástima, además nos estaba dando fiaca volver al auto a buscar nuestra comida (omnipresentes sanguchitos, o “sanduches” como le dicen en Ecuador).

Nos acercamos a charlar, en su mayoría son profesores, un abogado, de Machala, al sur de Ecuador. Estaban aprovechando los feriados por el “Día de los Finaditos”.

Aunque hacía calor, el paisaje era muy agradable, el inicio de una tormenta, hizo que partiéramos hacia Archidona.

Archidona es un pueblito muy pequeño, es de relevancia su iglesia pintada de modo curioso.


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