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¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


8 sept 2012

Un agradecido



26-08-12. Dejamos Lambayeque y partimos hacia Monsefú, atraídos por los comentarios sobre sus artesanías. Para ello volvemos a acercarnos a la playa, un poco al sur.
Monsefú es un pueblito muy pequeño, recorremos su feria. Bordados, cestería, objetos en madera y cerámica son las principales producciones del lugar.

Encontramos en un puesto a Cristian, peruano que, nos cuenta, vivió varios años en Argentina, en La Plata, y trabajaba en Buenos Aires, en el Once, Pueyrredón y Perón. 

Charlamos sobre Argentina y dice: “Yo estoy muy agradecido… allí trabajé, pude juntar plata y me volví a mi lugar porque el clima afectaba a mi hijito, allá lo atendían bien en los hospitales pero igual el invierno era muy frío.” Aquí puso su propio negocio, luego ha viajado varias veces a Argentina, en avión (transporte que conoció, según dijo, gracias a su trabajo allá) a visitar parientes en Mendoza y Córdoba, por ejemplo.

Continuando la conversación aparece el tema de la economía Argentina y comenta que su hermana, que estudia y trabaja en Argentina, ahora tiene dificultades para comprar dólares y enviarlos a Perú.

Luego de regatear el precio, de rigor en las ferias, acordamos comprar ocho platitos de cerámica. Los envuelve con papel y nylon, semi trapado por la gran cantidad de mercadería que había en el pequeño local, pagamos y nos vamos.

Nos dirigimos a Pimentel, un pueblito costero que se encuentra muy cerca de Monsefú, pero sobre la costa. Caminamos por la playa, aunque está bastante frío y, cuando vamos a acomodar los platitos ¡encontramos que nos dieron siete en vez de ocho! ¿Un error?

A la mañana siguiente volvemos a Monsefú, y esperamos a Cristian a que abra su negocio. Cuando llega, visiblemente sorprendido de vernos, le comentamos lo sucedido y nos entrega, sin mediar comentario alguno, el platito restante….

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