Bienvenida

¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


26 feb 2013

De San Antonio de Táchira a Bailadores

04-02-13. Siguiendo los consejos de mucha gente antes de llegar a Venezuela y apenas cruzada la frontera, la primera noche la pasamos a veinte metros de un puesto de control de la Guardia Nacional en la ciudad de San Cristóbal. Nos atendieron muy amablemente, recomendándonos lugares para  visitar en este país.

Antes de llegar a San Cristóbal pasamos por dos alcabalas, una de las cuales, nos dijeron, es la más dura del país, es decir la inspección que se efectúa del vehículo es muy minuciosa. Las alcabalas están apostadas en antiguos puestos de peaje, convertidos en lugares de control de Comandos de la Guardia Nacional.



El nombre alcabala viene de la época colonial, eran los controles aduaneros que se efectuaban de las mercaderías en tránsito por los territorios que eran de España en ese período.

05-02-13. Partimos hacia Mérida, uno de los pocos puntos que hemos pensado previamente visitar en este país.

Hacemos una parada en La Grita, donde compramos exquisitas facturas de panadería que se aúnan perfectamente bien con el mate amargo.


Aprovechamos también para hacer compras de verdulería y pollo; luego recorremos dos iglesias pero, lo que más nos llama la atención fue ver cómo la niebla que baja de los cerros danza por las calles en distintas direcciones.


Obsérvese el trono para lustrarse los zapatos.
Salimos para el norte nuevamente y, se nos ocurre cargar diesel ya que, aunque teníamos, preferíamos llenar el tanque.

Por suerte no esperamos a que se vacíe. Nos detenemos a preguntar donde cargar y nos mandan nuevamente al centro. Retornamos el camino andado y entramos a una estación de servicio en la que hay una cola de cuatro o cinco autos, ya habíamos visto pequeñas filas en todas las estaciones en Venezuela. Preguntamos por cuál es el surtidor de diesel y nos informan que ellos no venden diesel, que debemos dirigirnos a una estación de servicio a unos doscientos metros más al sur. Lo hacemos, en realidad son como dos kilómetros,  y ahí nos enteramos que hay que sacar un chip para poder cargar combustible. Esto se hace para intentar terminar con el contrabando de combustible, claro en Colombia cuesta unos $col 8.000 el galón de diesel.

¿Dónde se puede sacar el chip? ¡En la estación de la cual venimos! Esto nos hace revivir el horrible trámite burocrático de ingreso al país y nos molesta bastante.

Volvemos a la estación de servicio y allí nos hacen el “chip”. Es una tarjetita de cartón, el empleado dice que debemos esperar unos 15 minutos para que se active y que sirve para unas dos semanas. Cumplido ese lapso, hay que hacer otro chip. Para esto hubo que presentar título de propiedad del vehículo (cedula verde) carnet de conductor y seguro de responsabilidad civil.

Mientras nos ponemos a hablar con la dueña o encargada del lugar y, entre otras cosas, pregunta por el precio de la nafta en Argentina. Respondemos que recordamos el valor de hace unos 11 meses, pero sólo del diesel. Al oír esto el empleado dice ¿“su vehículo es a diesel?” “ Claro”. “Tenemos que hacer el chip de nuevo, creía que era para gasolina”. Ante esto, la señora dice que carguemos el diesel en el surtidor que está al costado de la estación. ¡Nos hace un gran favor!

¡Menos mal! La amabilidad de la gente sortea algunas trabas burocráticas, y errores personales. Luego nos enteramos que el chip funciona sólo en los estados que limitan con otros países, aunque se dice que se estaría por extender su uso a todo Venezuela.

Finalmente cargamos unos 80 litros por $Bolívares Fuertes 5 (u$s 1,20 al cambio oficial de hoy) ¡¡¡ Asombroso!!!

Salimos nuevamente hacia Mérida, la ruta (sin peajes), combina tramos medianamente deteriorados con otros un poco mejores, se nota cierta falta de mantenimiento, las líneas desaparecen por momentos, ausencia casi total de carteles con señales de tránsito, las banquinas están con pastos de gran altura y residuos tirados acompañan el recorrido.


Por momentos la ruta antes de Bailadores se torna de un solo carril por desmoronamientos. Hubo neblina constante durante todo el camino, tardamos unas dos horas para hacer 40 km.




También pasamos por hermosos campos en los que cultivan rosas. Un joven que trabajaba en ellos nos regaló un pimpollo y nos ofreció alguna explicación de las tareas que realizan.



22 feb 2013

Entrada a Venezuela


04-02-13. Quisiéramos hacer esta entrada más corta pero la verdad es que merece los detalles. Sobre todo podría serles de utilidad nuestra experiencia a aquellos que van a entrar a Venezuela con un vehículo.

Después de pasar una noche semi-despiertos (ver Entrada: “Hacia Cúcuta”), nos levantamos temprano, desayunamos y salimos para la frontera. Esperamos al lunes ya que hemos comprobado que no conviene cruzar las fronteras los fines de semana, menos en domingo.

Llegamos a las 7,15 hs. El tránsito, a esa hora, ya era numeroso. No sólo había bidones de combustible a los lados del camino para su venta (lo que vimos a la entrada de Cúcuta y hasta en Pamplona), sino también lubricantes y gente que cambiaba dinero agitando gruesos fajos de billetes al aire.




















Como no veíamos el lugar correspondiente para estacionar, empujados por la caravana de autos, nos pasamos de largo en la frontera, entrando a Venezuela.

Entrando sin querer.

Volviendo a Colombia.



































Giramos en una rotonda y volvimos a la Aduana Colombiana.
Hicimos los trámites de emigración rápidamente. pero tuvimos que esperar hasta las 8,00 hs. para que abrieran la DIAN, y así realizar los del vehículo.

Unas fotocopias y la comprobación del número de serie del motor dieron por finalizado este trámite pasadas las 8.30 hs.

Cruzamos nuevamente el puente sobre el Río Táchira, esta vez sí como emigrados de Colombia, con bastante lentitud debido al tránsito y los enjambres de motos que se nos adelantaban por la derecha y la izquierda, a veces al mismo tiempo.

Entrando con los papeles bien!
A eso de las 9,05 hs, iniciamos los trámites de ingreso en San Antonio del Táchira, haciendo una larga fila, no muy bien organizada. Nos trasladábamos de una ventanilla a otra sin saber cuál era para los trámites de entrada y cuál para los de salida del país. Todos los venezolanos y colombianos estaban igual de confundidos.

Por primera vez en este viaje, ante nuestro pedido, nos sellaron los pasaportes, otorgándonos 90 días para permanecer en el país.

Nos dirigimos luego a otra parte del edificio para hacer el trámite de Ingreso Temporal de la Master. Copiamos una larga lista de requisitos, que incluyen estampillas ($BF 22,5), seguro vehicular obligatorio y fotocopias de todos los documentos (de la persona que figura como titular y del vehículo).

Una de las dificultades más llamativas fue que para que nos diesen el número de inicio de trámite, hubo que dirigirse a una oficina que está en la vereda de enfrente, cruzando la avenida que lleva a Colombia la cual, a esa hora, estaba llena de peatones, motos camiones y autos que pasaban constantemente en ambas direcciones. Y como las motos no se detienen en la frontera (¡quién sabe porqué!), no aminoran su velocidad ni por casualidad, menos para que cruce un peatón.

Encontrar el lugar para sacar el seguro fue más complicado. En algunas agencias no figuraba este modelo de auto y nos rechazaban de plano.

Finalmente llegamos a una que nos fue solucionando varios inconvenientes. Sacamos el seguro por un año, ya que por menos tiempo en este país es imposible ($BF 645).

Como el sistema informático estaba caído, el trámite se demoró, pero el amable asesor de seguros que nos atendió nos hizo algunas recomendaciones para ayudarnos en la estadía en su país. Como por ejemplo, que nos acerquemos al Comando de la Guardia Nacional cuando lleguemos a cada ciudad y les preguntemos a ellos dónde estacionar para dormir.

También nos avisó que las estaciones de servicio en Venezuela cierran por la noche. ¡Buen dato! ¡Ya sabemos que no podremos contar con ellas para pernoctar!
Ronald, otro asesor de seguros que también estaba en la oficina, nos recomendó algunas ciudades por dónde continuar nuestro viaje.

Finalmente nos recibieron el pago del seguro en efectivo, aunque un cartel rezaba que sólo aceptaban tarjetas. Nosotros teníamos el dato de que en Venezuela el dinero rinde más cambiando en el mercado paralelo, así que trataremos de no usar las tarjetas.

Cuando volvimos con todos los papeles a la oficina de Tránsito de la Aduana, nos los reciben pero nos informan que debemos volver a las 14 hs, ya que están cerrando para ir a almorzar. Enojados vemos que son las 11,30 hs, ¿cuánto tiempo se toman para almorzar en este país los empleados públicos? Pero al rato caímos en la cuenta de que nos olvidamos de adelantar media hora el reloj. En realidad, eran las 12 hs.

Nos sentamos en una panadería y almorzamos “cachitos” con café oscuro.

Super rellenos de jamòn y queso. ¡Deliciosos!

Luego fuimos a la primera de todas las Plazas Bolívar que conoceremos en este país, donde tomamos un fresco raspado. El calor lo ameritaba.

La infaltable Plaza Bolìvar.

La vendeora (colombiana) que no quiere morir sin conocer Argentina.
Regresamos a la Aduana a continuar la espera. A eso de las 15 hs realizan una ligera inspección visual del interior y del motor, y nos indican que tenemos que ir a la Oficina de Tránsito, a unas quince cuadras de allí para que sellen la autorización final de ingreso del vehículo. Nos sorprende que nos piden y retienen el formulario de la Aduana colombiana que certifica el egreso de nuestro vehículo de ese país.

Cuando lo hacemos, a las 15,15 hs, podemos decir que terminamos el trámite de Inmigración. Es decir seis horas y media después de haberlo iniciado.

¡Podría haber sido peor, una pareja colombiana nos cuenta que ingresó su vehículo hace unos meses, y culminó este mismo trámite a las 18 hs! ¡Ya nos imaginábamos pasando la noche en el estacionamiento de la Aduana!

Recorrio por Colombia




Fueron 89 días, recorrimos  5.488 km.

12 feb 2013

Tips de Colombia


* A cada una de las iglesias que entramos en Colombia las encontramos con numerosas personas, incluso algunas llenas en los horarios de misa.

*El galón (igual a 3,7 litros) de diesel cuesta, en promedio, unos $ col 8.000. También es llamado A.C.P.M.

* En las estaciones de servicio es muy difícil conseguir agua para abastecer el motorhome. Se puede pernoctar a la noche pero cobran, en promedio unos $ col 5.000.

* Un almuerzo (compuesto de sopa, seco y jugo) cuesta, también en promedio, unos $ col 6.000. En algunos lugares muy turísticos no bajan de $ col 8.000.

* Hay infinidad de peajes. Incluso en lugares muy apartados. El costo de la mayoría es de $ col 6.300. Esto no implica que la carretera esté en buenas condiciones, en absoluto.

* Muy pocas banquinas donde estacionarse en la ruta; nos perdimos de disfrutar muchísimos maravillosos paisajes al no poder detenernos.

* La policía es muy amable y distendida. Hay muchos adolescentes que están como auxiliares. Es un modo de cumplimentar el servicio militar, que es obligatorio y dura dos años.

* Se consume mucha cerveza (no siempre bien fría), gaseosas y aguardiente. Hay jugos naturales pero no son baratos.

* Usan muchísimas expresiones y giros idiomáticos semejantes a los argentinos. Otras nos resultan muy raras, por ejemplo a las carnicerías las llaman carnicerías o “famas” (¿?)

* Al ser consultados en varias regiones del país, debimos explicar el uso que se hace en Argentina del “che boludo” (SIC), y que sólo se usa comúnmente en una franja etárea y en ciertos sectores sociales.

* No hay agua mineral, sí agua filtrada y tratada que venden en botellas  o sachets.

* Hay muchos locutorios con internet. En general la hora de conexión cuesta $ col 1.200. Hay muy pocos lugares con wifi.

* La electricidad es de 110 V.

* Es muy común el uso de tarjetas de débito y crédito.

* Hay cajeros automáticos hasta en los más pequeños pueblos.

* Es habitual encontrar carne de res en restaurantes y brochetas a las brasas asadas en la calle.

* Aunque hay increíble variedad de frutas, muchas son sólo para realizar jugos.

* Mucha gente nos agradece el estar visitando su país.

* Cuando decimos que venimos de la Patagonia sonríen. Nos explican que hay un dicho que dice: “Ese vive en la Patagonia!”, ¡significando que el sujeto vive en un lugar muy alejado!

* Hay zonas del país que no aparecen ni en los mapas carreteros. En los meses que estuvimos hubo un recrudecimiento de hechos violentos y nos desaconsejaron visitar algunas regiones del país.

 * La Radio Nacional nos gustó, hay mucho espacio dedicado a las diferentes regiones del país y sus costumbres.

* Hay radios que pasan exclusivamente salsa, vallenato, etc. Casi nada de rock en español, algunas pasan música en inglés.

¡¡¡Hasta siempre Colombia!!!

Séneca.



“La felicidad es un viaje, no un destino” Séneca.

¿Qué podemos agregar?

Mohai en Tongariki, rapa Nui, Chile.

11 feb 2013

Hacia Cúcuta


01-02-13. Luego de dormir en una estación de servicio en Oiba seguimos al norte. Paramos más adelante a tomar unos mates y sacar fotos del paisaje.



Cuando estamos por seguir, vemos dos esforzados ciclistas subir la pendiente. Los saludamos y al rato ¡estábamos tomando mate nuevamente con Lucas (argentino) y Thea (mexicana) que venían de México pedaleando y su destino es Córdoba, en Argentina!.

Compartimos anécdotas y datos de viaje con estos decididos viajeros, nos deseamos lo mejor y cada uno siguió su camino, unos manejando en difíciles rutas, otros con un esfuerzo digno de mención.



















El GPS consideró que había perdido cierto protagonismo y quiso recuperarlo. Cuando llegamos a Bucaramanga, ciudad de un millón de habitantes, decidió cortar camino por la montaña, empezamos a subir, subir y subir por un camino que comenzó a ser sendero. Preguntamos y sí, la ruta “normal” pasa por otro lado.

Descendemos nos cuantos metros sobre el nivel del mar y retomamos la ruta de la mayoría, también difícil pero más popular.

Una vez que pasamos Buca, observamos que están reparando el camino entre Buca y Cúcuta. El tránsito es cortado por exasperantes minutos (hablamos de 20 o 30).



Se va haciendo de noche en la carretera por cornisa, a eso de las 18.45 hs vemos que el peaje, uno de los últimos que pagaremos en Colombia, tienen lugar para estacionar. 

Preguntamos y dormimos al costado de la ruta a 3.427 msnm, por suerte no hizo el frío que imaginábamos podía hacer, y las frenadas de autos y camiones durante toda la noche, ni las oímos. Nuestra capacidad para dormir a pesar de cualquier ruido nocturno se ha potenciado increíblemente a partir de este viaje.

02-02-13. A la mañana siguiente desayunamos y seguimos, ahora al este, hacia Pamplona y luego Cúcuta para cruzar la frontera el lunes.



















El paisaje es impresionante, vemos las nubes que rodean los picos, más abajo que nosotros.



















Pamplona es antigua, como detenida en el tiempo, la gente nos resultó parca, cerrada.



















Trabajamos en el blog y caminamos por el centro. Encontramos que aún hay casas e iglesias de la época colonial. Dormimos en el parqueadero de “el Terminal” de ómnibus, pagamos $col 5.000 a la guardia nocturna.



















Al día siguiente empezamos a bajar raudamente hacia Cúcuta, la ruta es un tobogán que desciende entre hermosa vegetación. Seguimos pensando lo verde que es Colombia, desde el principio al fin de nuestro viaje.

Cúcuta nos sorprende por su modernismo y prolijidad. Nos recomiendan, de todas maneras, continuar hasta Villa del Rosario y pernoctar ahí.

Seguimos el consejo y, luego de hablar en la Comisaría y con personal de Tránsito, estacionamos en la plaza central dispuestos dormir.

A las 00.30 hs nos golpean la puerta. Son dos policías patrullando en su vehículo que nos preguntan “¿De qué la van?”a medida que despertamos entendemos la pregunta y contamos de las autorizaciones y el tipo de viaje que estamos realizando. Nos desean buenas noche y que descansemos. Las voces, música y risas que nos acompañaron por un buen rato, hizo que, nuevamente, dormir en Colombia haya sido medio complicado.