06-05-12. Unos kilómetros más adelante, paramos a
comprar un salame en un puesto al costado de la ruta.
Entre la múltiple
variedad de alimentos y objetos para la venta, un cartel promocionaba “caldo de
cana”. Al preguntar qué era eso, la joven que nos atendía nos invitó a observar
su producción y luego nos regaló el vaso lleno de ese jugo de caña, que se negó
a cobrarnos.
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