01-02-13. Luego de dormir en una
estación de servicio en Oiba seguimos al norte. Paramos más adelante a tomar
unos mates y sacar fotos del paisaje.
Cuando estamos por seguir,
vemos dos esforzados ciclistas subir la pendiente. Los saludamos y al rato
¡estábamos tomando mate nuevamente con Lucas (argentino) y Thea (mexicana) que venían
de México pedaleando y su destino es Córdoba, en Argentina!.
Compartimos anécdotas y datos
de viaje con estos decididos viajeros, nos deseamos lo mejor y cada uno siguió
su camino, unos manejando en difíciles rutas, otros con un esfuerzo digno de
mención.
El GPS consideró que había perdido
cierto protagonismo y quiso recuperarlo. Cuando llegamos a Bucaramanga, ciudad
de un millón de habitantes, decidió cortar camino por la montaña, empezamos a
subir, subir y subir por un camino que comenzó a ser sendero. Preguntamos y sí,
la ruta “normal” pasa por otro lado.
Descendemos nos cuantos
metros sobre el nivel del mar y retomamos la ruta de la mayoría, también
difícil pero más popular.
Una vez que pasamos Buca,
observamos que están reparando el camino entre Buca y Cúcuta. El tránsito es
cortado por exasperantes minutos (hablamos de 20 o 30).
Se va haciendo de noche en la carretera por
cornisa, a eso de las 18.45 hs vemos que el peaje, uno de los últimos que pagaremos
en Colombia, tienen lugar para estacionar.
Preguntamos y dormimos al costado de
la ruta a 3.427 msnm, por suerte no hizo el frío que imaginábamos podía hacer, y
las frenadas de autos y camiones durante toda la noche, ni las oímos. Nuestra
capacidad para dormir a pesar de cualquier ruido nocturno se ha potenciado
increíblemente a partir de este viaje.
02-02-13. A la mañana
siguiente desayunamos y seguimos, ahora al este, hacia Pamplona y luego Cúcuta
para cruzar la frontera el lunes.
El paisaje es impresionante,
vemos las nubes que rodean los picos, más abajo que nosotros.
Pamplona es antigua, como
detenida en el tiempo, la gente nos resultó parca, cerrada.
Trabajamos en el blog y
caminamos por el centro. Encontramos que aún hay casas e iglesias de la época
colonial. Dormimos en el parqueadero de “el Terminal” de ómnibus, pagamos $col
5.000 a la guardia nocturna.
Al día siguiente empezamos a
bajar raudamente hacia Cúcuta, la ruta es un tobogán que desciende entre
hermosa vegetación. Seguimos pensando lo verde que es Colombia, desde el principio
al fin de nuestro viaje.
Cúcuta nos sorprende por su
modernismo y prolijidad. Nos recomiendan, de todas maneras, continuar hasta Villa
del Rosario y pernoctar ahí.
Seguimos el consejo y, luego
de hablar en la Comisaría y con personal de Tránsito, estacionamos en la plaza
central dispuestos dormir.
A las 00.30 hs nos golpean la
puerta. Son dos policías patrullando en su vehículo que nos preguntan “¿De qué
la van?”a medida que despertamos entendemos la pregunta y contamos de las
autorizaciones y el tipo de viaje que estamos realizando. Nos desean buenas
noche y que descansemos. Las voces, música y risas que nos acompañaron por un
buen rato, hizo que, nuevamente, dormir en Colombia haya sido medio complicado.
Me encantó la foto de la huerta/tierras que tiene esa casita perdida en la montaña.
ResponderEliminarSuper pintoresca!!!
Sì, hermosa. Igual te regalo la soledad del lugar!!! y ojo que yo no soy muy sociable!!!! jajaja
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