En el embalse encontramos algo de lo que estamos acostumbrados en Argentina: amplios espacios para caminar, fogones, baños (solo con agua fría),cestos de residuos.
El lugar es muy ventoso y fresco (2980 msnm), el cielo está nublado, llovizna.
Aparece una pérdida de agua en la conexión al termotanque pero logramos arreglarla, aprovechamos para ajustar unas cuantas abrazaderas.
La idea era limpiar a fondo la casita (ya que tendremos visita dentro de poco), pero el estado del tiempo hace que la efectivización sea sólo parcial.
Como no mejora el clima, al día siguiente partimos hacia otra entrada a la laguna, siete km más adelante. Cuando estamos por llegar, un pino caído nos bloquea el paso. Decidimos irnos del lugar.
Conducimos hasta Cogua, allí la policía no nos facilita en lo más mínimo encontrar un lugar para parquear y pasar la noche (muy raro este trato en Colombia). Encontramos una estación de servicio en la ruta a Zipaquirá y dormimos tranquilamente hasta el día siguiente.
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