04-02-13. Quisiéramos
hacer esta entrada más corta pero la verdad es que merece los detalles. Sobre
todo podría serles de utilidad nuestra experiencia a aquellos que van a entrar
a Venezuela con un vehículo.
Después de pasar
una noche semi-despiertos (ver Entrada: “Hacia Cúcuta”), nos levantamos
temprano, desayunamos y salimos para la frontera. Esperamos al lunes ya que
hemos comprobado que no conviene cruzar las fronteras los fines de semana,
menos en domingo.
Llegamos a las
7,15 hs. El tránsito, a esa hora, ya era numeroso. No sólo había bidones de
combustible a los lados del camino para su venta (lo que vimos a la entrada de
Cúcuta y hasta en Pamplona), sino también lubricantes y gente que cambiaba
dinero agitando gruesos fajos de billetes al aire.
Como no veíamos el
lugar correspondiente para estacionar, empujados por la caravana de autos, nos
pasamos de largo en la frontera, entrando a Venezuela.
Entrando sin querer. |
Volviendo a Colombia. |
Giramos en una
rotonda y volvimos a la Aduana Colombiana.
Hicimos los
trámites de emigración rápidamente. pero tuvimos que esperar hasta las 8,00 hs.
para que abrieran la DIAN, y así realizar los del vehículo.
Unas fotocopias y
la comprobación del número de serie del motor dieron por finalizado este
trámite pasadas las 8.30 hs.
Cruzamos
nuevamente el puente sobre el Río Táchira, esta vez sí como emigrados de
Colombia, con bastante lentitud debido al tránsito y los enjambres de motos que
se nos adelantaban por la derecha y la izquierda, a veces al mismo tiempo.
Entrando con los papeles bien! |
A eso de las 9,05
hs, iniciamos los trámites de ingreso en San Antonio del Táchira, haciendo una
larga fila, no muy bien organizada. Nos trasladábamos de una ventanilla a otra
sin saber cuál era para los trámites de entrada y cuál para los de salida del
país. Todos los venezolanos y colombianos estaban igual de confundidos.
Por primera vez en
este viaje, ante nuestro pedido, nos sellaron los pasaportes, otorgándonos 90
días para permanecer en el país.
Nos dirigimos
luego a otra parte del edificio para hacer el trámite de Ingreso Temporal de la
Master. Copiamos una larga lista de requisitos, que incluyen estampillas ($BF
22,5), seguro vehicular obligatorio y fotocopias de todos los documentos (de la
persona que figura como titular y del vehículo).
Una de las
dificultades más llamativas fue que para que nos diesen el número de inicio de
trámite, hubo que dirigirse a una oficina que está en la vereda de enfrente,
cruzando la avenida que lleva a Colombia la cual, a esa hora, estaba llena de
peatones, motos camiones y autos que pasaban constantemente en ambas
direcciones. Y como las motos no se detienen en la frontera (¡quién sabe
porqué!), no aminoran su velocidad ni por casualidad, menos para que cruce un
peatón.
Encontrar el lugar
para sacar el seguro fue más complicado. En algunas agencias no figuraba este
modelo de auto y nos rechazaban de plano.
Finalmente
llegamos a una que nos fue solucionando varios inconvenientes. Sacamos el
seguro por un año, ya que por menos tiempo en este país es imposible ($BF 645).
Como el sistema
informático estaba caído, el trámite se demoró, pero el amable asesor de
seguros que nos atendió nos hizo algunas recomendaciones para ayudarnos en la
estadía en su país. Como por ejemplo, que nos acerquemos al Comando de la
Guardia Nacional cuando lleguemos a cada ciudad y les preguntemos a ellos dónde
estacionar para dormir.
Ronald, otro
asesor de seguros que también estaba en la oficina, nos recomendó algunas
ciudades por dónde continuar nuestro viaje.
Finalmente nos
recibieron el pago del seguro en efectivo, aunque un cartel rezaba que sólo
aceptaban tarjetas. Nosotros teníamos el dato de que en Venezuela el dinero
rinde más cambiando en el mercado paralelo, así que trataremos de no usar las
tarjetas.
Cuando volvimos
con todos los papeles a la oficina de Tránsito de la Aduana, nos los reciben
pero nos informan que debemos volver a las 14 hs, ya que están cerrando para ir
a almorzar. Enojados vemos que son las 11,30 hs, ¿cuánto tiempo se toman para
almorzar en este país los empleados públicos? Pero al rato caímos en la cuenta de
que nos olvidamos de adelantar media hora el reloj. En realidad, eran las 12
hs.
Nos sentamos en
una panadería y almorzamos “cachitos” con café oscuro.
Super rellenos de jamòn y queso. ¡Deliciosos! |
Luego fuimos a la primera
de todas las Plazas Bolívar que conoceremos en este país, donde tomamos un
fresco raspado. El calor lo ameritaba.
La infaltable Plaza Bolìvar. |
La vendeora (colombiana) que no quiere morir sin conocer Argentina. |
Regresamos a la
Aduana a continuar la espera. A eso de las 15 hs realizan una ligera inspección
visual del interior y del motor, y nos indican que tenemos que ir a la Oficina
de Tránsito, a unas quince cuadras de allí para que sellen la autorización
final de ingreso del vehículo. Nos sorprende que nos piden y retienen el
formulario de la Aduana colombiana que certifica el egreso de nuestro vehículo
de ese país.
Cuando lo hacemos,
a las 15,15 hs, podemos decir que terminamos el trámite de Inmigración. Es
decir seis horas y media después de haberlo iniciado.
¡Podría haber sido
peor, una pareja colombiana nos cuenta que ingresó su vehículo hace unos meses,
y culminó este mismo trámite a las 18 hs! ¡Ya nos imaginábamos pasando la noche
en el estacionamiento de la Aduana!
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