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¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


15 jun 2012

Otros trabajos


No crean que mientras viajamos no pensamos en el trabajo. Estuvimos observando varias opciones laborales.

Trabajo 1: Estando en Praia Grande, Ubatuba, encontramos un puesto en el que se alquilan reposeras, sombrillas y tablas de surf. Durante varias horas el puesto estuvo sólo, custodiado por una familia de cuatro perros negros. No vimos ser humano alguno.
Cuando una mujer se acercó a alquilar una reposera, tuvo que permanecer parada y esperar. Al rato apareció desde el mar un joven fornido, con una tabla de surf. Cruzaron algunas frases. La mujer se fue con la reposera (sin pagar nada hasta el momento, el joven regresó corriendo a surfear antes de que la clienta se aleje al menos un metro del “local”.



Trabajo 2: Puesto que vende ropa (misma playa que anterior).

Obsérvese  a la familia que juega al volley.la señora que atiende el puesto luce elegantemente uno de los vestidos que vende, demostrando su practicidad (del vestido, no de la señora).  ¿Para qué poner un maniquí si ella puede exhibirlo mientras hace deporte en familia y espera, no muy nerviosa, que llegue algún cliente?




Trabajo 1 bis: mientras otro cliente espera pacientemente que el vendedor-surfer se acerque, nos preguntamos cuánto podríamos ganar como empleados del surfer-comerciante. Eso sí, en vez de surf, “esperaríamos” al cliente caminando o tomando mate.
Por no contratarnos se perdió de alquilar la segunda reposero de la mañana. El cliente se cansó y se fue.

Trabajo 3: Mismo escenario. Mientras camina por la playa va trenzando unas hojas de algún vegetal con mucha parsimonia, cada tanto se la ofrece a algún cliente por algunos centavos. Poca ganancia pero cero gasto y ejercicio aeróbico. Ahh!! tampoco perjudica el ambiente



Trabajo 4: En Playa Jabaquara. Hay puestos, llamados “quiosques” que venden comidas y bebidas en la playa, hay mesitas distribuidas alrededor del mismo. La mesera de uno de ellos, espera a los clientes tumbada en la hamaca paraguaya. Eso sí hay que aclarar que estamos en temporada baja.

Trabajo 5: Encontrado en Paraty: vendedor de cerveza ambulante. Asistimos a un recital gratuito de So Para Contrariar. Encontramos esta variante de trabajo y placer. Mientras espera poder vender cerveza, que tiene en una heladerita de telgopor, el master baila con las mininas de alrededor, cuando sale del trance y ve que un cliente lo está esperando, hace la venta y retorna a su principal actividad.

NOTA: tengan en cuenta que en todos los ejemplos no hay tiempo desperdiciado. Basta del tedio de esperar al cliente! En todos los casos es el cliente el que espera al vendedor, un paso adelante en el marketing!!!

Trabajo 5 bis: El mismo “vendedor” que el 5, pero esta vez al final del recital de Delfeayo  Marsalis, parece que el jazz no lo lleva a danzar por lo que se dedicó a vaciar su heladerita, estado en que quedó: deplorable.

Trabajo 6: “Guía” de turismo. 
Hacemos una excursión, en Paraty,  para visitar “cachoeiras” (pequeñas cascadas) ya que intentamos hacerla con nuestro vehículo pero las subidas eran demasiado para la Blanquita. No muy convencidos, dejamos que nos empaqueten y contratamos un tour.

Más impactante que la naturaleza fue el guía que disfrutó al máximo su jornada laboral.

Al mismo tiempo que nos mostraba las bellezas naturales, la flora y la fauna (excelente su desempeño), iba “probando” la temperatura del agua y condiciones climatológicas. Era el primero en arrojarse al agua y el último en salir. Realmente el tipo disfrutaba.

Se arrojó de cabeza, bomba, olímpico, hizo surf sobre la roca, y se tiró innumerables veces en la cascada llamada “Pozo de Tarzán”, agarrándose y balanceándose de una soga hasta lanzarse de los modos más inimaginables y desde varios metros de altura.

Nos comentó que había llegado ayer manejando desde Río de Janeiro y estaba tenso, ahora, después de trabajar, se iba tranquilo para su casa. ¡¡¡Envidiable!!! 


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