No crean que mientras viajamos no pensamos en el trabajo.
Estuvimos observando varias opciones laborales.
Trabajo 1: Estando en Praia Grande, Ubatuba, encontramos un
puesto en el que se alquilan reposeras, sombrillas y tablas de surf. Durante
varias horas el puesto estuvo sólo, custodiado por una familia de cuatro perros
negros. No vimos ser humano alguno.
Cuando una mujer se acercó a alquilar una reposera, tuvo que
permanecer parada y esperar. Al rato apareció desde el mar un joven fornido,
con una tabla de surf. Cruzaron algunas frases. La mujer se fue con la reposera
(sin pagar nada hasta el momento, el joven regresó corriendo a surfear antes de
que la clienta se aleje al menos un metro del “local”.
Trabajo 2: Puesto que vende ropa (misma playa que anterior).
Obsérvese a la
familia que juega al volley.la señora que atiende el puesto luce elegantemente
uno de los vestidos que vende, demostrando su practicidad (del vestido, no de
la señora). ¿Para qué poner un maniquí si
ella puede exhibirlo mientras hace deporte en familia y espera, no muy
nerviosa, que llegue algún cliente?
Trabajo 1 bis: mientras otro cliente espera pacientemente que
el vendedor-surfer se acerque, nos preguntamos cuánto podríamos ganar como
empleados del surfer-comerciante. Eso sí, en vez de surf, “esperaríamos” al
cliente caminando o tomando mate.
Por no contratarnos se perdió de alquilar la segunda
reposero de la mañana. El cliente se cansó y se fue.
Trabajo 3: Mismo escenario. Mientras camina por la playa va
trenzando unas hojas de algún vegetal con mucha parsimonia, cada tanto se la
ofrece a algún cliente por algunos centavos. Poca ganancia pero cero gasto y
ejercicio aeróbico. Ahh!! tampoco perjudica el ambiente
Trabajo 4: En Playa Jabaquara. Hay puestos, llamados
“quiosques” que venden comidas y bebidas en la playa, hay mesitas distribuidas
alrededor del mismo. La mesera de uno de ellos, espera a los clientes tumbada
en la hamaca paraguaya. Eso sí hay que aclarar que estamos en temporada baja.
Trabajo 5: Encontrado en Paraty: vendedor de cerveza
ambulante. Asistimos a un recital gratuito de So Para Contrariar. Encontramos
esta variante de trabajo y placer. Mientras espera poder vender cerveza, que
tiene en una heladerita de telgopor, el master baila con las mininas de
alrededor, cuando sale del trance y ve que un cliente lo está esperando, hace
la venta y retorna a su principal actividad.
NOTA: tengan en
cuenta que en todos los ejemplos no hay tiempo desperdiciado. Basta del tedio
de esperar al cliente! En todos los casos es el cliente el que espera al
vendedor, un paso adelante en el marketing!!!
Trabajo 5 bis: El mismo “vendedor” que el 5, pero esta vez
al final del recital de Delfeayo
Marsalis, parece que el jazz no lo lleva a danzar por lo que se dedicó a
vaciar su heladerita, estado en que quedó: deplorable.
Trabajo 6: “Guía” de turismo.
Hacemos una excursión, en Paraty, para
visitar “cachoeiras” (pequeñas cascadas) ya que intentamos hacerla con nuestro
vehículo pero las subidas eran demasiado para la Blanquita. No muy convencidos,
dejamos que nos empaqueten y contratamos un tour.
Más impactante que la naturaleza fue el guía que disfrutó al
máximo su jornada laboral.
Al mismo tiempo que nos mostraba las bellezas naturales, la
flora y la fauna (excelente su desempeño), iba “probando” la temperatura del
agua y condiciones climatológicas. Era el primero en arrojarse al agua y el
último en salir. Realmente el tipo disfrutaba.
Se arrojó de cabeza, bomba, olímpico, hizo surf sobre la
roca, y se tiró innumerables veces en la cascada llamada “Pozo de Tarzán”,
agarrándose y balanceándose de una soga hasta lanzarse de los modos más
inimaginables y desde varios metros de altura.
Nos comentó que había llegado ayer manejando desde Río de Janeiro y
estaba tenso, ahora, después de trabajar, se iba tranquilo para su casa.
¡¡¡Envidiable!!!
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