21-05-12. El lunes es muy distinto, a las 7.00 AM nos golpean la puerta y, muy amablemente, nos piden que corramos el vehículo. Alarmados procedemos a hacerlo y vemos un centenar de personas, algunas haciendo fila, mirando atentamente atrás de donde estábamos estacionados. Preguntamos qué pasa y nos dicen que es el día de prueba de manejo para sacar la libreta de conducir motocicletas. Después corroboraríamos que hay millones de ellas en este lugar.
La ciudad es inmensa, el tránsito imposible, la gente se desplaza hasta en helicópteros (en serio). La famosa Av. Paulista nos hace mirar hacia arriba todo el tiempo, la cámara de fotos tiene que ser puesta vertical para tratar de captar el lugar.
Sao Paulo se nos tornó más amable gracias al encuentro con un amigo de la infancia y adolescencia, Pablo, con quien hacía más de veinte años que no nos veíamos. Él nos guió y explicó cosas de la urbe, haciendo que disfrutáramos de la iglesia gótica, distintos barrios, plazas, la Facultad de Derecho, el histórico Teatro Municipal (punto de encuentro de la “Semana del 22” , en la que se luchó por la libertad artística y cultural del Brasil), esquinas famosas hechas canciones por músicos populares y no asistimos a escuchar música “ao vivo” en el Bar Brahma debido al precio de las entradas.
Nuevamente con la dificultad de dónde pernoctar, a la noche decidimos irnos.
Al día siguiente llegaríamos a un sitio totalmente diferente.
Qué aventura chicos! Averigüen sobre los pabellones de la Bienal.
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