11-12-12. Nos
alojamos en hotel, ya que teníamos turno para hacerle el service de los 30.000
km al vehículo.
Nos gustó mucho la
ciudad. Su centro está plagado de puestos que venden ropa, calzado y artículos
navideños, frente a locales que también venden esas cosas, y otras. En la
vereda no faltan los vendedores de empanadas, brochetas, arepas, jugos,
helados, donde almorzamos y cenamos en distintas oportunidades. Todo es
colorido y bullicioso.
Observamos que los
colombianos son gente que le dedica mucha atención a su imagen, por lo que
siempre están muy arreglados y vestidos combinando los tonos de las prendas,
calzado, y las mujeres hebillas, carteras y esmaltes de uñas. Siempre con
colores muy contrastantes y brillantes. También, a diferencia de Perú y
Ecuador, usan mucha ropa de marca, legítima y no.
En varias
oportunidades tomamos mate en la costa viendo el atardecer, mientras las luces
ornamentales que adornan la ciudad para estas fiestas, se encienden formando
paisajes tridimensionales de flores, árboles, aves, paquetes de regalo y demás,
en el malecón y en las plazas de toda la ciudad. Bellísimo.
La gente, más
relajada, pasea, saca fotos, conversa, en un clima de mucha tranquilidad,
disfrutando la disminución de la temperatura que, entre las 12.00 y 15.00 hs. nos
resultaba agobiante.
12-12-12. Llevamos la Master al service en Renault. Llamó mucho la atención, ya que en Colombia no son usuales los motorhomes. La mostramos a varios empleados y ambos pedimos al personal cuidado con nuestras pertenencias ya que es nuestra casa, y allí se encuentran desde objetos muy cotidianos hasta otros de uso personal.
Llamamos por
teléfono a Rawson, por motivos laborales, ya que debemos continuar con la tramitación
de la licencia para continuar nuestro viaje. Esperamos que todo salga bien, es
un tema que nos tiene bastante preocupados.
Aprovechando el
wifi del hotel, y en las horas de indecible calor, nos comunicamos con nuestros
familiares. También definimos el viaje de una de nuestras hijas, quién nos visitará
en Bogotá en unos días más! ¡Qué alegría!
Toda esta actividad hace que se nos haga tarde para
retirar el vehículo. Siendo hora pico sólo hay una posibilidad: subirme a una
mototaxi y experimentar la adrenalina de navegar entre autos, vendedores
callejeros, buses, miles de otros mototaxis, bicicletas y cuanta cosa más que puede cruzarse en el
camino. Está bien: lo hago!
No voy a entrar en detalles sobre las súbitas frenadas
y aceleraciones , tampoco cuando entramos contramano por una calle, pasamos
semáforos en rojo, ni pasamos por atrás de la cárcel, focalicémonos en el
resultado: llegué a tiempo! ¡Tantas emociones por sólo $ col 2.000!
Antes de retirar el vehículo, me dicen en la agencia
que más gente quiere conocerlo por dentro. Vuelvo a mostrarle el interior a
unas cuantas personas más.
Posteriormente, cuando en el
parqueadero (estacionamiento) miramos con detenimiento encontramos que habían
estado “revisando” todo el interior! Un placard abierto, la heladera con
señales de haber sido abierta, el aire acondicionado encendido y, lo peor, uno
de los almohadones de la cama fuera de su lugar y con la forma de la cabeza de
quien lo utilizó marcada en él: ¡chocante! Al día siguiente concurrimos a quejarnos
con el Jefe de la Sección Taller.
13-12-12. Visitamos
el Mercado y el Museo del Oro.
La zona histórica
nos gustó mucho a pesar de que hay partes deterioradas y otras en restauración.
Por eso nos alojamos allí, caminamos día y noche por sus calles y carreras.
Santa Marta nos
pareció muy auténtica.
Me pareció hermoso todo.
ResponderEliminarQué colores en los azulejos, pinturas, paredes, luces... uau!
A nosotros también nos encantó.
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