En esta entrada
carecemos de fotos, ya que días después en Cartagena nos robaron una de las
cámaras, donde se encontraba el registro.
Después de un largo y
extenuante viaje decidimos parar en un pueblito, al costado de la ruta, para
pasar allí la noche. De pronto aparece el gomero de las inmediaciones y
pretende cobrarnos por estacionar allí ($5.000). Dijimos que no y seguimos al
norte, aunque era de noche y no es lo más conveniente manejar sin luz diurna.
Llegamos a La Pintada, pedimos
permiso y estacionamos en la estación de servicio. Es domingo y la ruta, que
atraviesa el pueblo, se llena de autos, motos (omnipresentes en Colombia) y
gente sentada en los bares, panaderías y restaurants que sacan mesas y sillas a
las veredas.
Se oyen muchas, y distintas,
músicas, a muy fuerte volumen. Preguntamos y nos dicen que viernes, sábado y
domingo es así.
Al día siguiente cuando
estamos por salir, nos sorprendemos ya que vienen a cobrarnos por el
estacionamiento nocturno ($5.000). Ni en Argentina, Brasil o Ecuador nos
cobraron por estacionar en la “bomba” (estación de servicio).
Otro viaje cansador y
llegamos a Caldas, a unos pocos km de Medellín. Encontramos un “parqueadero”
(estacionamiento) donde nos dejan pernoctar en la casa rodante. Desde allí
iremos a visitar la ciudad. Nos cansamos de entrar a las grandes urbes con el
vehículo y Medellín es muy grande.
(2.500.000 de habitantes en 2.007)
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