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¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


16 ago 2012

Honestidad total


31-07-12. Llegamos a Pisco, el objetivo era caminar un poco por la ciudad, si nos agradaba quedarnos algún día y seguir al norte.

El acceso es bastante ruinoso, calles rotas, las infaltables moto taxis cruzándose  y/o haciendo que uno tenga que frenar súbitamente.

Ingresamos desde el sur bordeando la costa, a la derecha vemos un barrio de la Fuerza Aérea, las casas están con sus cimientos carcomidos por el salitre.
Seguimos por calles y callejuelas de doble mano, el GPS con su costumbre de llevarnos por las más estrechas, parece que las elige especialmente. Llegamos a la zona céntrica y estacionamos en la misma plaza, aunque hay pintada línea amarilla, único espacio que encontramos para hacerlo, y frente a dos policías en sus motos. Cruzamos la calle y les preguntamos por donde estacionar para caminar ahora y pernoctar después.
Inmediatamente nos dicen que Pisco es peligroso, que vayamos a Paracas (¡acabábamos de llegar de allí!). Después de hablar un rato, nos dicen para qué vamos a quedarnos: “en Pisco no hay nada”, los turistas van a Paracas. Luego uno de ellos nos dice que hablemos con el principal, nos señala la comisaría, y veamos si él nos autoriza a pernoctar donde nos habíamos detenido, ahí es más seguro: “¡como están frente a la comisaría!” nos dice, ellos pueden rondar pero no pueden asegurarnos nada.

Ya teníamos algún dato sobre los robos aquí, pero en estos pocos minutos nos repitieron tanto que Pisco es insegura, que abren  las puertas de los carros, que toda ciudad con puerto es insegura, etc., etc., que se nos iban las ganas de quedarnos.

Mientras nosotros pensamos en esto, vemos la catedral, de arquitectura ambigua, con su cúpula trisada por un terremoto, hay una viga al costado amenazando caerse, parece que está prohibido ingresar a ella, parece que van a dejar que se caiga.

Nos decidimos por volver a Paracas, se estaba haciendo tarde (el sol se pone poco antes de las 18.00), y ya teníamos idea de donde estacionar.

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