Por
suerte no tuvimos que volver a mostrarle el SOAT al policía, ya que en el
siguiente poblado, Huarmey, no lo expedían para carros extranjeros.
Al día
siguiente, debimos conducir hasta Chimbote, y luego de un brevísimo trámite y
abonar treinta soles (por treinta días) obtuvimos nuestro SOAT.
No
tuvimos ganas de retornar hasta el sitio arqueológico de Sechín, continuamos
hasta Trujillo.
Tenemos
que mencionar que en Huarmey se nos acercó a charlar Álvaro, al principio con
intenciones, dijo, de practicar su inglés, cuando le contestamos en español y
dijimos que éramos argentinos comenzó a contarnos de su región, hasta
invitarnos a recorrer con él unas huacas cercanas.
Constantemente
en Perú encontramos gente muy dispuesta ayudarnos, en especial cuando decimos
que somos argentinos.
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