05-02-13. Bailadores se halla a 1694
msnm, pero para llegar tuvimos que pasar nuevamente los 3000.
Otra Plaza Bolivar |
Este pueblo parece de gente
tranquila, aunque pasan autos con música a todo volumen. Sus calles son casi
todas inclinadas por lo que se nos hizo dificultoso encontrar el lugar adecuado
para ubicar la casita.
La policía, amablemente, nos
indicó su calle para estacionar, aunque tiene también cierta inclinación, la
aceptamos igual.
Al día siguiente, decidimos
visitar el Parque Nacional Los Páramos del Batallón y La Negra, en el que se
encuentra La Cascada de la India Carú. Una hora de caminata en ascenso y llegamos
al hermoso lugar. La cascada simplemente bella. La más visible de sus cuatro
caídas, de unos 85 metros verticales, crea un velo transparente sobre la roca.
Volvemos armonizados
descendiendo lo ascendido.
Almorzamos pizza y un jugo en
un restaurant, trabajamos en el blog y fuimos un rato a la plaza para
despejarnos, antes de ir al cyber.
En la plaza, al verme sacar fotos, un grupo de jóvenes
empiezan a gritar: “Fotos, fotos”. Les digo que se preparen y se suman otros.
Muy simpáticos y curiosos, entablamos una linda y
animada conversación. Son estudiantes de la U.P.T.M (Universidad Politécnica
Territorial del Estado de Mérida – Bailadores).
Después de convidarnos a
experimentar con chimú, cosa de la que me abstuve, y por la que casi vi
desfallecer a mi marido, intercambiamos direcciones y nos despedimos
alegremente, cuando ellos debían entrar a clases.
Experiencia chimó (o chimú).
El grupo de adolescentes me pregunta por las “drogas
legales” en Argentina, me preguntan por el chimú. Al no conocerlo me explican
de qué se trata, como se usa y los efectos. Me dan un pequeño trozo al decidir
probarlo. Seguimos charlando y, según sus indicaciones, dejo el pedacito bajo
mi lengua y escupo seguido, “no hay que tragar la saliva”.
El gusto, (aunque es hecho con tabaco y chocolate)
semeja al clavo de olor, con cierto aire al cacao.
De repente, debí tragar saliva, o ya lo venía
haciendo, porque siento como si me hubieran “desenchufado”, siento un vacío y
me afirmo en las piernas para no caer.
Escupo una vez tras otra, me quedo un poco apartado
del resto. Espero, respiro lentamente. Evito caerme y, todo un hombrecito,
también evito sentarme en un banco de la plaza (igual me había parado bien cerca).
Pocos minutos después me reintegro al grupo, los
chicos me miran y les cuento, “le bajó la tensión”, dicen y, cuidándome “bótelo
si quiere…bótelo”. Lo aguanto un poco más escupiendo bien seguido, finalmente
lo tiro, siento un poco de frío en la piel. Alguno me toca el brazo y dice
“está frío”.
Luego me entero que a algunas personas les puede subir
la presión. El que probé es el llamado: andinito, es uno de los menos fuertes.
La gente en general califica al chimo como “una porquería” pero se vende
libremente; los adolescentes creen que se puede usar en el campo (en la
montaña) para palear la altura, pero se usa en todas partes (se vende en las
costa del lago de Maracaibo, en los llanos, etc.)
Nunca había leído o escuchado del chimú. Dicen que
genera adicción, a mí no me dieron ganas de volver a probar, no encontré nada
atractivo como para hacerlo.
Una de las imágenes que se repiten en los distintos pueblos |
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harta que porfin encuentro esta foto me alegro de que llas experimentado comer el chimo soy uno de los estudiante de bailadores Merida Venezuela y fue de grata alegria haber recordado esta experiencia!!! saludos
ResponderEliminarOtra fuerte experiencia en Venezuela!! ja ja. Hermoso país y hermosa gente. También para mí es un gusto recordar la experiencia y la alegría de Uds. Un saludo para todo el grupo!
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