26-02-13. Nos
dirigimos a Chivacoa, atraídos por el culto a María Lionza.
Las rutas cambian
notablemente durante el trayecto, ahora se trata de autopistas amplias y en
buen estado. Lamentablemente para mantener la vegetación baja al costado de la
ruta, el método utilizado es el de la quema, por kilómetros y kilómetros vemos
los pastos quemados al ras, con su tizne negro y el olor tan característico en
el ambiente.
Así, dejamos el
Estado Portuguesa para ingresar en Yaracuy.
Al llegar al pueblo,
buscando sombra pasamos de largo la Plaza Bolívar y llegamos al Cementerio. Un
árbol de gran tamaño ofrecía reparo sobre una calle desocupada.
Al estacionar
conocimos a Ana, la dueña de un puesto de flores. Muy amablemente, nos conecta
con un señor que nos lleva a la tumba y santuario de “Lino de las Mercedes
Valles, profesor, viejo, brujo y chamarrero” (curandero), relacionado con el
culto a Lionza, “diosa, reina, madre”.
El santuario está
lleno de agradecimientos, especialmente fotocopias de títulos, técnicos,
secundarios, universitarios, obtenidos con la “participación” del profesor.
Quien en vida no era profesor, en realidad.
Ana pide sacarse una
foto y, cuando le comentamos del blog, redacta en un papel, el texto que quiere
que vaya, dice así: “Kiosko La Flor de Margarita. Venta de Flores Naturalez. En
la esquina de la entrada del Cementerio. Chivacoa. Edo. Yaracuy. Tierra Natal
del Monumento de María Lionza”
El pueblo es poco
receptivo al turismo, por lo menos a nuestro tipo de turismo, hay muchas
“perfumerías” donde se venden objetos y sustancias usadas en las ceremonias:
puros, fragancias, velones, medallas, etc., incluso imágenes escultóricas, de
todos los tamaños, con los personajes de lo más extraños para estar juntos, la
misma María Lionza sobre el tapir, el cacique Guaicaipuro, el Negro Felipe, el
Doctor Hernández, alguna virgen y hasta Simón Bolívar.
Cuando uno
pregunta sobre el culto, del cual sabemos es panteísta, o más detalles sobre
Lionza las respuestas son evasivas o cortantes.
El pueblo, oscuro,
hermético, nos resultó elusivo, no nos sentimos del todo cómodos al caminar por
sus calles. Al día siguiente nos levantamos muy temprano a conseguir fotos de
los locales de venta.
Quisimos
dirigirnos al Santuario María Lionza, en el cerro, pero nos aconsejaron no
hacerlo, por la altísima probabilidad de ser robados, incluso ni levantar gente
que pide cola (hacer dedo) en la ruta.
Nos vamos agradeciendo
a la policía local, muy amable, el hacernos lugar para poder pernoctar en un
lugar seguro.
Creo que un año completo de charlas no nos va a alcanzar para ponernos al día después de tantas experiencias de viaje!
ResponderEliminarY sí, la verdad es que son muchas! Pero de a poco...
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