12-02-13. Llegamos a Bobures
encontrándonos con un pueblo de casas tan coloridas como sus habitantes.
San Benito |
Buscando donde estacionar, lo
hicimos en el único espacio disponible de una calle, preguntándole a una pareja, que se hallaban
sentados en la puerta, si podíamos hacerlo.
Era domingo de carnaval y nos
encontrábamos a metros del Balneario Municipal a orillas del Lago de Maracaibo,
en el que miles de venezolanos estaban reunidos desde hacía cuatro días
festejando. Escenario, música y muchos puestos de venta de artesanías y comidas
completaban la fiesta.
Fotografiando el hermoso
atardecer, conocimos a Amaloa y a sus amigos, quienes se interesaron al saber
que viajábamos en una casa rodante. Mantuvimos con ellos, una larga
conversación sobre la docencia. Nos contaron acerca de su malestar con los
sueldos, ya que desde hace unos años, los empleados no docentes ganan más que
los profesores, sobre todo con los bonos que reciben en distintos momentos del
año. También hablamos sobre la preocupación de que con la apertura masiva de
carreras municipales (de corta duración) la calidad de los profesionales recién
egresados difiere de los que estudiaron (cinco años o más) con el sistema
anterior. Y de lo llamativo de que muchos, de los recién recibidos ocupan
cargos importantes para el gobierno.
Magín, no sólo nos permitió
estacionar frene a su posada, si no que nos dio la bienvenida con cervezas y
regalándonos naranjas, limoncitos, mandarinas, plátanos y zapote que tenía en
su casa.
Al día siguiente, nos
despertamos con la vista del inmenso Lago de Maracaibo y, cuando nos disponíamos
a desayunar, nos llamaron para hacerlo con ellos.
Rosa, su esposa, nos agasajó
con un desayuno bien a la venezolana: café, jugo natural, arepas, mantequilla,
queso duro rallado, queso fresco, carne guisada y chicharrones de pescado.
¡¡¡Exquisito y demasiado!!!
La amena charla se extendió por
largo rato mientras saludábamos a todos los vecinos que pasaban, ya que
estábamos desayunando en la vereda. Cuando una lluvia repentina comenzó a caer
con fuerza nos trasladamos al patio posterior de la casa donde escuchamos música
venezolana viendo las pequeñas olas del lago, que por poco entran al patio a
charlar con nosotros. Nos fuimos de allí con un CD de regalo y otros para
copiar.
Ya avanzada la mañana nos
separamos y nosotros caminamos hasta el muelle donde compramos “cachama”,
pescado típico del lugar.
Por la tarde nos bañamos en
las cálidas aguas del lago. Preparamos regalos para nuestros anfitriones: un
collar artesanal para Rosa, un CD de Mercedes Sosa para Magín.
Mate, café y deliciosos panes
con guayaba, queso y crema pastelera que compramos, dieron lugar a una reunión
que duró hasta las 23 hs, y a la que fueron incorporándose Bombi, vecino y
Goyo, hermano de Magín. Seguimos comiendo fruta cortada y, más tarde, arepas
con mantequilla, carne y queso. ¡Comimos por demás!
Los días de partida se fueron
posponiendo y el intercambio de afectos y objetos fue creciendo. Compartimos,
experiencias, almuerzos, meriendas, cenas, paseos y amigos. Charlamos mucho
sobre las costumbres y características de cada país.
Nuevo copiloto |
Rosa |
Saliendo de las termas Ron |
Cuando, por la noche, llegaba
Bombi, quien se quejaba de que su mamá le haya puesto Brownie de nombre al
nacer (“A quién se le ocurre” decía), las cenas se prolongaban con música,
anécdotas y muchísimas cervezas.
Magín y Bombi (Brownie) |
Uno de los días fuimos al
cercano pueblo de Caja Seca para hacer compras, fue una experiencia muy
particular. Muchos productos era difíciles de conseguir en los comercios:
harina de maíz, de trigo, azúcar y papel higiénico, por ejemplo, escasean. Las
colas para poder hacer las compras son enormes y hay que recorrer varias
tiendas para lograr reunir todo lo necesario.
Aprendiendo a hacer arepas |
¡Qué trío! |
Y la sorpresa, cuando de
pronto llegan Magín y Rosa con dos bolsitas de regalo con una chomba turquesa
para cada uno.
Fue muy emocionante cuando
nos contaron que ése fue el color que usaron para la fiesta de fin de año. Nos
explicaron que, para recibir al año nuevo, todos los miembros de cada familia
del pueblo se viste con un color particular. Para el inicio del 2013, la
familia de Magín y de Rosa vistieron las “franelas” (chombas) turquesas
bordadas con la leyenda: “De Bobures somos y aquí estamos” y con la imagen de
San Benito, el santo de los negros.
Ahora, con este gesto, nos
sentimos parte integrante de la familia.
La emoción continuó cuando,
después de haber partido, encontramos en la puerta de la Master una bolsa que
contenía un kilo de Harina Pan para hacer arepas. Sabemos que ésta escasea y
para ellos es esencial para preparar su comida típica.
¡Qué simpáticos! |
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