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¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


8 mar 2013

Lago de Maracaibo


16-02-13. Luego de disfrutar y bañarnos en el famoso lago ( el más grande de Sudamérica), seguimos al norte a fin de conocer sus costas repletas de máquinas que extraen el petróleo.
Fuimos aconsejados de visitar Lagunillas para ver los “balancines “ (cigüeñas le decimos en Argentina), trabajando.

Antes de llegar paramos en la ruta a probar la cachapa, una especie de panqueque, que comimos con jamón y queso crema encima, exquisito. También probamos el jugo de parchita, delicioso y bastante agrio.


La experiencia fue intensa. La vista era de 360°, tuvimos que grabar un video para intentar registrar lo que se observa.


 Asombra ver y pensar que constantemente se está extrayendo petróleo de la tierra, y en este caso, del lecho del lago, que constantemente se está vaciando al planeta de uno de sus componentes.


Creemos que es obligatorio que cada uno se plantee la necesidad de la gran cantidad de energía que constantemente cada ser humano consume, si el uso lo justifica. En estas cuestiones de equilibrio de la naturaleza, seguro que nada es gratis.


Una vez más el país del petróleo nos sorprende. Luego de la primera experiencia (ya relatada en este blog),  que tuvimos para cargar diesel; esta vez cuando en el tanque hay sólo unos 20 lts. nos ponemos a buscar estación de servicio para recargar.

Por suerte fuimos previsores ya que debimos recorrer cuatro pueblos para poder reaprovisionarnos. Empezábamos a preocuparnos de nuevo, hasta que obtuvimos en, y gracias a ello conocimos, un pueblito llamado Mene Grande (extraño nombre, no?)


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