17-02-13. La
mañana comenzó estrepitosamente en Mene Grande, donde habíamos pasado la noche
en un estacionamiento público. Cuando estábamos a punto de servir el café, un
fuerte golpe en el vehículo hace que aquél se derrame desde la cafetera hacia
otros lugares que no eran la taza destinada para tal fin. Cocina, heladera,
mesada y piso desayunaron, sin pedirlo, antes que nosotros.
El conductor de la
camioneta grande que impactó sobre la parte posterior de la casita al dar
marcha atrás, se disculpó diciendo que había discutido con alguien por
teléfono. Aparentemente no quedaron secuelas en ninguno de los dos automóviles.
Algo alterados, nos dispusimos a continuar con lo que habíamos empezado.
Conmemoraciòn del camionero. |
Detalle geològico. |
Partimos hacia
Valera con la idea de encontrar un hotel con Wifi para estar conectados al día
siguiente, aniversario de nacimiento. La verdad es que la ciudad no nos atrajo
lo suficiente. Por ser domingo presentaba un estado semi desierto de negocios
cerrados y gente remoloneando en veredas no muy limpias.
Viviendas sociales. |
Iguana en Plaza de Valera- |
Los autos nos siguen sorprendiendo. |
Sin siquiera
buscar un hotel, continuamos hacia Trujillo, un pequeño y antiguo pueblo que se
encuentra unos kilómetros más allá. Por ser camino de montaña la supuesta poca
distancia no implica poco tiempo de recorrido.
Al llegar y buscar
donde hospedarnos, caímos en la cuenta de que ninguno de los hoteles y posadas
del lugar (visitamos cuatro, desde el más económico hasta el más caro), tenía
las características adecuadas para nuestras necesidades. En esta ocasión en
particular Wi fi en la habitación.
Resignados, nos
quedamos en uno que ofrecía garaje en el que entraba la Master. Bastante
cansados terminamos el día con un buen baño de agua caliente que nos llevó a
disfrutar del descanso nocturno.
18-02-13. Medio
siglo y el anuncio de la supuesta llegada de Chávez al país.
Un rico desayuno venezolano, junto a Nel, en un
barcito al lado del hotel y varias horas de internet en el lobby hicieron de
este cumpleaños un festejo distinto. Múltiples y cálidos saludos que disfruté y
me esmeré en responder uno por uno.
Un hermoso y afectivo mail de mis padres, que sé que
les implicó una gran movilización y esfuerzo enviarlo, por estar lejos de la
ciudad, me alegró y valoré muchísimo su acción.
Conversaciones por skype con mis familiares más
cercanos, suegros e hijas, me hicieron sentir lo acompañada que estoy siempre
por ellos.
En otro orden de cosas, el mail que debí enviar por
cuestiones de trabajo, ya que este día era el comienzo del año laboral 2013, me
hizo comprender, sentir y valorar la calidad de compañeros que me están
ayudando, a la distancia, a realizar los trámites para la prolongación de la
licencia que me permitirá concluir este viaje con tiempos más flexibles.
A Nanci, Sergio, Mimí, Carla, Graciela, quiero
agradecerles por el gran apoyo que me brindan en este proyecto que se está
haciendo realidad. ¡Muchas Gracias!
Para descansar un poco de la computadora, salimos a
caminar por el pueblo. En la Plaza Bolivar había un gran festejo. Parlantes,
música, cámaras, banderas, pancartas, pero no eran por mi cumpleaños, se
trataba de manifestaciones efusivas por el anuncio de la supuesta llegada de
Chávez al país, en horas de la madrugada. Por las radios se incitaba a la
población para que se reúna en todas las Plazas Bolivar.
Paseando por las calles con muchos comercios (de los
que salieron regalitos de cumpleaños) y puestos callejeros, conocí a Luis y a Hayanni.
“Sacale foto a éste que es el rey de la fruta”, me dijo Luis. Y acto seguido se
puso al lado de su amigo quien levantó una inmensa sandía posando para la foto.
Muy simpáticos ambos me dieron sus nombres para ponerlos en el blog.
Luis y Hayanni. |
Haciendo cachapas. |
Por la tarde visitamos el Museo o Centro de Historia,
llamado Casa de los Tratados de Armisticio. Una sintética pero prolija guiada nos ayudó
a disfrutar más de esa mansión colonial en la que Bolivar firmó importantes tratados.
Mate en la plaza, más comunicación vía internet y
ricas comidas completaron un día agradable y tranquilo de cumpleaños de ¡Medio
Siglo!
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