10-05-12. Llegamos a Canasvieiras luego de otra
difícil búsqueda de lugar para estacionar. Esta vez el tránsito no estaba tan
pesado como el día que llegamos a la isla, pero manejar en la zona urbana es
complejo, cansador.
La costanera no nos convenció para parar a
pernoctar, el camping estaba cerrado por refacciones, y terminamos durmiendo al
lado de la Policía Militar.
Canasvieiras es un lugar muy de alquiler
vacacional, con un centro comercial pequeño lleno de restaurantes y con algunas
discos. La playa no pareció de lo más bella, aunque hoy el viento sopló todo el
día, desde el noroeste (creemos).
Desde Armaçao hacia aquí paramos en
Barra da Lagoa, hermoso y chiquito pueblo de pescadores donde, por poca plata,
comimos comida de laburantes. Hay un río que lleva sus aguas al mar, al costado
de aquél los pescadores arreglan sus
barcos y redes.
Al mismo tiempo que hay barcos pesqueros de cierto tamaño, hay
pescadores que se apostan a ambos lados del muellecito que lleva del río al mar.
Cada pescador tiene su propia red y así, se disputan entre ellos y con las
diversas clases de aves que hay, los pobres peces que son atacados por todas
partes. Los aves son muy confiadas, incluso pudimos fotografiar dos jotes que
se encontraban a poquísimos metros de nosotros, sobre el asfalto.
Había hogares muy humildes y sencillos de
un lado del río y enfrente hermosas casas de diseño arquitectónico actual.
A la noche en Canasvieiras compramos un
diccionario bilingüe y una novelita de un autor brasilero, ¡a ver si empezamos
a entender un poco "mais"! De todas maneras siempre la gente pone toda su
disposición para entendernos y que les entendamos.
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