Una vez adentro el lugar es solemne, con
docenas de placas de bronce, algunas con bellísimos y muy elaborados relieves,
dejadas por diferentes gobiernos, instituciones oficiales y civiles, nacionales
y extranjeras. Tal vez el día abrumadoramente gris empalideció este monumento
que conmemora la gesta libertadora.
Aún así, en el momento del registro
fotográfico, la infaltable paloma, lució sus mejores galas para estar acorde al
lugar, a la cabeza, literalmente, del grupo escultórico principal.
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