Entramos a Acre y hay control sanitario, no entiendo nada lo
que dice, abro el portón trasero y digo “motorhome” me contesta:
“viagem…beleza”, seguimos.
Llegamos a Rio Branco, capital del estado y última ciudad de
importante población antes de entrar a Perú.
Encontramos la oficina de ” Atendimento ao Turista”, el funcionario nos da
un plano de la ciudad, aunque no sabe en qué día vive ni qué está sucediendo en el lugar (la
noche anterior escuchamos festejos, fuegos artificiales, música).
Luego descubrimos que se trata de un “Arraial Cultural”,
festival de cultura caipira, donde se recrean las vestimentas, música, comidas,
bailes del nordeste brasilero. Parece que de allí vinieron a poblar estas
tierras, entre otros.
Vamos dos noches al festival. Se emplaza con inmenso
despliegue en la avenida Amadeo Barboza, con puestos de comida prolijamente
armados, escenarios con música local en vivo, puestos de artesanías y el gran
concurso de puesta en escena y baile.
Aproximadamente cincuenta personas con trajes multicolores,
ricamente elaborados, bailando con muchísima energía coreografías acordes con
la temática solicitada. Vimos que cada grupo que se presenta cumple con los
mismos requisitos en cuanto a personajes, canciones, un animador que arenga a
los bailarines y al público, y músicos en el escenario.
No podemos creer que con la alta temperatura, un día 40° y
el otro 42° de sensación térmica, puedan estar saltando, bailando, riendo de
modo tal que transmitían toda esa energía al espectador.
Para nosotros, argentinos residentes en Patagonia, nos
producen muchas reflexiones el gran contraste estético de estas manifestaciones
culturales con las que vivimos habitualmente.
Probamos la cerveza “suja” y un “pato al molho” deliciosos.
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