A los pocos días, al quedarnos casi sin yerba,
decidimos comprar “erva mate” (como le dicen aquí), a pesar de nuestras dudas
al ver que es muy molida y casi sin palo. Intento fallido, aún poniéndole una
gasita a nuestra bombilla, como nos indicó Martha, ésta se tapó y el agua no
pasó.
Vemos en un supermercado que el mate y la
bomba (como le dicen a la bombilla) cuesta unos $ argentinos 75. Nos
arriesgamos y compramos otra yerba que aquí se usa exclusivamente para tereré,
viendo en el envase transparente que es más semejante a la que usamos nosotros.
Intento exitoso, ahora podemos seguir mateando.
En otro lugar, llamado Pontes e Lacerda,
nos convidan un exquisito tereré, hecho del mismo modo en que lo tomamos
nosotros.
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