Bienvenida

¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


28 jul 2012

Tinke

08-07-12. Nos comentan que en el pueblo, en esta época la temperatura, por la noche, puede bajar hasta 4°bajo cero; empezamos a lamentar los 42° de sensación térmica que “padecimos” en Río Branco, hace apenas tres días.
 
Nos despertamos a las 6.00 AM y, desde nuestra posición privilegiada (frente al mercado), observamos como empiezan a llegar camiones cargados, de atrás comienzan a bajar personas, algunas mujeres con polleras típicas de la sierra, muy brillantes algunas, con su mercadería, con sus tablones para armar los puestos. Todo transmite sensación de fiesta, y así deben vivir el domingo de feria, momento y lugar de comercio, de intercambio, de encuentro.


Se acerca Pedro, y nos pide que nos corramos porque allí van a armar puestos. Nos sugiere estacionar pocos metros más abajo, en uno de los escasos espacios posibles, entre la pared del puesto de salud y la ruta.
Recorrimos la feria, donde vemos que no es turística. No sólo porque solo somos cuatro extraños al lugar, sino porque se venden los elementos que la gente de aquí necesita para su diario vivir. Vemos comidas típicas, carnes recién faenada, sus pieles, verduras y frutas, mantas, lanas, sombreros y los elementos por separado para confeccionar estas prendas;  en un puesto, linternas y “electrónica”.


Comemos en el mercado unas riquísimas truchas fritas. Lo raro para nuestras costumbres fue el modo de servirlas, la señora sirvió el arroz empujándolo con el plato de su gran cacerola, terminando de servirlo con la mano, lo mismo que a la ensalada de lechuga y tomate, las papas enteras tomadas una a una. Una cuchara grande fue el único utensilio que se ofrecía a los comensales. No se considera la posibilidad de bebida ya que en el puesto no había. Alrededor de la mesa, de unos 1,00 por 0,60 mts en un momento éramos unos seis o siete (más la señora que con sus ollas y vajilla ocupaba un lado entero de la mesa), lo cual demostraba la calidad del alimento. Un lado de la mesa era dejado libre, para ser usado de pasillo y además, comunicaba con el puesto de su competidora, en el medio se hallaba el tacho donde se fritaban las truchas (con especial riesgo para los pantalones y piernas de los clientes).
Al finalizar, observamos que el precio que nos cobra ($7 soles a cada uno) es mayor que el que cobra a los locales, hecho que se reitera en Perú en distintos servicios.


Abajo, segunda mesa a la izquierda, es la que ocupamos

Trucha para chuparse los dedos!!!




























Por la tarde, dos cholitas se divierten probando sus monteras (sombreros) en la cabeza de la extranjera, pidiendo fotos para registrar el momento.


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