Este es el título
de una novela de Jorge Icaza, uno de los clásicos costumbristas de la
literatura ecuatoriana.
La novela narra
descarnadamente las relaciones de poder que se viven en la sierra del país.
El huasipungo es
el pedazo de tierra que el terrateniente da a los indios para que estos habiten
y cultiven sus pocas cosas para sobrevivir.
La omnipotente
voluntad del dueño es la ley en las haciendas. Esa voluntad decide quién se
casa con quién, qué niño debe ser alimentado con preferencia y cuál debe ser
librado a sus propios medios (lo que incluye que algunas indias amamanten a un
bebé que no es su hijo y tenga que dejar de lado al propio), cuándo el indio
debe participar en la mita obligatoria (en beneficio del dueño de la tierra).
El indio también debe lealtad y sumisión incondicional al hacendado.
Icaza no olvida la
connivencia de éste con los políticos de la capital y éstos con los
representantes de las empresas extranjeras que viven, desde hace demasiados
años, de la riqueza mal distribuida del país.
Su estilo realista
y conciso, está muy bien logrado. Aún con la crueldad del tema planteado,
podemos decir que invita a la lectura. Casi obligatoria.
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