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¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


25 oct 2012

Mindo


07-10-12. En viaje hacia Quito, empezamos a buscar lugar para pernoctar y, casualmente, llegamos a Mindo.


Promocionado por sus cascadas, éste hermoso pueblo de montaña, que se encuentra a 1.200 msnm, recibe a turistas de todo el mundo. Por supuesto, encontramos algunos argentinos, artesanos que viven aquí y están impulsando actividades culturales, a través de distintos canales. Por ejemplo, abrieron “La Casita del Arte y del Té”, en el lugar donde viven.



La misma, se encuentra emplazada en el bosque, al que para llegar hay que atravesar un hermoso río que corre entre las piedras, por un pintoresco puente peatonal. Allí ofrecen funciones teatrales, música en vivo, exposición de sus artesanías; además la propuesta naturista abarca distintas variedades de te, panes integrales, conservas y mermeladas caseras.


Una noche disfrutamos de una función de teatro con convocatoria espontánea, fue éxito absoluto. Con mezcla de nacionalidades entre el público; compuesto por argentinos, ecuatorianos, venezolanos, franceses y chilenos.
Nos vamos llenos de energía y muy alegres ya que nos informan que en Quito, en el Mercado Santa Clara ¡se consigue yerba! Se nos había acabado en Perú.
Además de disfrutar el entorno de la ciudad, hacemos una caminata hasta las cascadas, en la Reserva Ecológica Mindo Nambillo.


El ascenso dura 90 minutos, luego subimos a la tarabita de montaña, una especie de cable carril abierto y muy simple. Cruzamos 530 metros sobre la vegetación del bosque húmedo, abajo corre el río ¡hermoso!


Al descender de la tarabita, recorremos seis de las siete cascadas que ofrece la reserva. Ascensos y descensos durante tres horas que nos dejaron exhaustos físicamente pero enriquecidos por la belleza del lugar.


Vegetación frondosa, variada, exuberante con helechos de inmensos tamaños. Cantidad de mariposas y…una araña enorme y peluda que se cruzó en el sendero y luego adoptó una actitud defensiva.


Nos continúan asombrando la cantidad y variedad de pájaros. Ya avisados de los turistas, aletean inquietos, o se posan breves segundos ante la mirada, el resto del tiempo se los oye, se los adivina en la selva más no se los vé. Por suerte, siempre descubrimos alguno, y seguimos maravillados.



















Regresamos, con lo cual se hicieron casi seis horas de caminata, casi sin parar.

Almorzamos a las 15.00 fideos con aceite, y descansamos en la casita, leyendo, escribiendo,  mientras una agradable lluvia acompañaba estas actividades creando un ambiente íntimo, acogedor.

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