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¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


20 oct 2012

Luis, una persona muy especial. Muisne II


Aceptamos la invitación de Luis, uno de los guardias de seguridad nocturna de la municipalidad, de acompañarnos y hacernos conocer lugares cercanos a Muisne.

Lo interesante de la salida se enriqueció por habernos permitido conocerlo a él. Persona solidaria que transmite serenidad y confianza a través de sus actos.

En Cabo San Francisco, saludaba a casi todo el mundo con un “¡Hola sobrino!”. Cosa que después supimos que era realidad, ya que nos costaba creer que todas aquellas personas fueran familiares suyos. ¡Luego nos enteramos que tiene dieciocho hijos!

Nos llevó a conocer parte de su familia (primas y sobrinos). En uno de los hogares compartimos una linda charla, nos convidaron agua de coco recién abierto y, al despedirnos, nos obsequiaron unas ricas bananas. En otra, a pedido suyo, nos cocinaron un delicioso almuerzo con pescado frito, plátanos, arroz y jugo de naranja,  que habíamos comprado previamente.

















Por la tarde nos guío hasta Tongarachi, donde tanto él como su familia y la comunidad a la que pertenece, poseen tierras. Allí producen distintos tipos de frutas tropicales: guineos, plátanos, cocos, paltas, sandías, maracuyá, y también caña de azúcar. Además de criar cerdos y gallinas.

Este valiosísimo bosque que termina en el mar, fue devuelto a la comunidad hace ocho meses por disposición del presidente Correa. Ahora elaboraron un proyecto para  desarrollar turísticamente el lugar.




Fue difícil reconocer a este hombre que llevamos de zapatos lustrados, camisa y pantalón impecables, ahora con sus botas de goma, ropa de campo y machete abriéndonos paso entre la maleza, cortando y pelando cañas de azúcar, bajando cocos y “cachos” de guineos, armando en el momento tientos para cargarlos.
















Nos llevó a la costa, a orillas del mar, para mostrarnos restos de cerámicas indígenas precolombinas que van apareciendo con la erosión.

Y para finalizar nos invitó a cenar “cangrejos encocados”, en casa de su hermana Delfina. Entre gustosos y sorprendidos participamos en la preparación del plato.

La despedida final, no fue esa noche, sino a la mañana siguiente en la que fuimos nuevamente invitados a la casa de Delfina que nos esperaba con el típico desayuno ecuatoriano: arroz, carne y plátanos. Para beber: banana pisada con leche y canela. ¡Muy contundente para empezar el día!


Foto: Delfina tiene 9 hijos, 53 nietos y 6 bisnietos. Orgullosa nos cuenta que terminó de criar sola a sus hijos lavando ropa, y que ahora está terminando de construir su casa con bloques gracias a la venta de gallinas y cerdos que ella cría.

Así, azarosamente, ya que todo se dio a partir de la búsqueda de un lugar para estacionar, conocimos a una típica familia ecuatoriana que nos hizo sentir muy cómodos. Nos agradó su sencillez, sinceridad y gran amabilidad. ¡Todos esperamos volvernos a ver!

2 comentarios:

  1. Buena historia. El mundo es mas grande que nuestras 4 esquinas

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  2. Así es Jon. Viajar permite salir un poco de esas esquinas. Suerte!

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