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¡Hola!

Este blog es un lugar, un lugar en movimiento para compartir.

Compartir los viajes, los paisajes, las vivencias, las alegrías, las reflexiones y, por qué no, las penas, que, esperamos, no sean muchas.

¿Por qué territorio? Porque es la tierra que nos aloja y es, también, el aire, el mundo material y simbólico, las ilusiones y herencias que también nos sostienen.

¿Por qué en movimiento? Porque, al movernos, lo cambiaremos y será cambiado. Por el paisaje, la gente, el camino, otros soles, nuevas lluvias; en este desafío de trasladarnos con nuestro territorio a largo plazo, en el tiempo y en el espacio.

¡Suban con nosotros y acompáñennos! ¡Pongámonos en movimiento!

Adriana y Nelson


26 abr 2013

La Gran Sabana


02-04-13. Como el Delta del Orinoco, éste es también un lugar pleno de fascinación, cuyo nombre, como el de Patagonia, es una etiqueta que alude a muchas cosas existentes y a muchas que se forman como anhelo, sueño, atracción para quien la nombra.

Después de hacer noche en la Comisaría de “Km 88”, donde nos reciben cordialmente, nos levantamos temprano y, sin más, nos dirigimos solícitamente a La Escalera, un tramo en que la carretera asciende abruptamente y para depositarnos en el famoso escenario natural.

Dejamos el pueblo sin dejar de pasar antes por otros cuantos pozos de agua maloliente, tal como a la entrada, y vemos la estación de servicio con largas colas con autos y camiones esperando cargar combustible. Como lo venimos observando en los últimos sitios de esta ruta, hay personal de la Guardia Nacional custodiando y ordenando las filas. Por suerte tenemos suficiente combustible y no necesitamos detenernos.

Ascendemos La Escalera. Sólo consideramos de importancia un par de curvas llamativas en subida (dicho esto luego de la experiencia que hemos adquirido en el viaje en esto de subir y bajar cerros y montañas), y pasamos rápidamente por el Peñasco de la Virgen (o lo que algunas personas dicen ver en la roca). Según parece atrás de esta formación están Brasil y Guyana, esta vez no iremos allá. Nos han dicho que es zona controlada por los contrabandistas de oro y diamantes, muy, muy peligrosa.

De golpe, después de una curva, somos depositados mágicamente en una extensión inmensa de tierra y cielo. Tierra plana o levemente ondulada, verde, plácida, con un cielo celeste intenso con nubes muy próximas que parecían estar al alcance de la mano.



Esta sensación de tener el cielo “ahí nomás” nos acompañó todo el viaje en la Gran Sabana, es algo parecido a lo que se experimenta en Patagonia, otra distancia entre cielo y tierra, otra relación con lo infinito o, la oscura sensación de lo que el hombre puede llegar a percibir como infinito.


Recorrimos varias cascadas que se encuentran al costado de la carretera. Para llegar a otras hay que alejarse del camino, pero su condición no las hacían asequibles a nuestro vehículo.


Algunas cascadas son muy altas, otras bastante bajas, pero cada una tiene su particularidad, desde las tranquilas e “introspectivas” de Kawi, a las hermosas de Kamá.  La Quebrada de Jaspe con sus colores profundos, que provienen del centro de la tierra, el Salto Yuruaní, con su importante altura.



















Siempre, alzando la vista, algún tepui se veía, presencia atemporal, que calmaba y daba justa proporción a todo lo que estábamos viendo y viviendo.

Ésta es una de las formaciones geológicas más antiguas del planeta, sino la más y, tal vez, aún sin saberlo concientemente, de algún modo el espíritu lo capta, lo percibe.


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